CRISTINA MARTÍN SÁNCHEZ  |  Fotografía: Cristina Martín Sánchez  |

«La única verdad es la realidad», decía Aristóteles. La adecuación entre una proposición y el estado de cosas que expresa, o lo que es lo mismo, la concordancia entre lo que alguien manifiesta y lo que ha vivido, siente o piensa. ‘La verdad en el periodismo’ fue precisamente el nombre elegido para el vermut filosófico del Festival de Filosofía 2017. Verdad, honestidad y periodismo fueron tres de los términos que sonaron durante más de una hora, en la cálida sala de la residencia Universitaria de Postgrado Reyes Católicos.

La calle Teresa Gil tiene uno de los pocos kioscos que quedan en la ciudad, varias librerías a su alrededor y, un edificio que llama la atención por su fachada, en la que se puede leer (gracias a unas grandes letras doradas) «Residencia Reyes Católicos». El suelo de mármol de la recepción conduce a cuatro estancias diferentes. Pero es la puerta, al lado izquierdo de las escaleras, la que a través de un estrecho pasillo desemboca en la sala donde tuvo lugar el vermut filosófico, La verdad en el periodismo’, llevado a cabo por José Manuel Chillón, profesor de Filosofía, Florencio Carrera, director general de BTV, Marta Requejo, becaria FPV e investigación y Pablo Lago, director de El Mundo Castilla y León.

Los minutos previos al inicio de la charla fueron de orden, ajustes de luces, saludos, risas y nervios. Inquietudes por si la sala se llenaba y las sillas se ocupaban, o por si quedaban espacios libres. El moderador del encuentro, José Manuel Chillón y Marta Requejo, fueron los primeros en llegar. Poco más tarde apareció entre risas Florencio Carrera. Los tres no dudaron en charlar con los jóvenes asistentes que iban llegando mientras esperaban a Pablo Lago. Este fue el último en presentarse, pero lo hizo cargado de experiencias y recomendaciones.

Moderador y ponentes al comienzo del vermut filosófico. / Fotografía: Cristina Martín
Moderador y ponentes al comienzo del vermut filosófico. / Fotografía: Cristina Martín

«La verdad le queda grande al periodismo», con esas palabras comenzó la introducción el profesor Chillón, para dar pie al tema principal y objetivo directo del acto. El trabajo del periodista y su labor, la de contar cosas, llegó a la conclusión de que cada persona tiene su propia verdad. Una idea en la que coincidían todos los presentes, desde sus respectivos puntos de vista. «Es importante que los periodistas sigamos teniendo ilusión por contar la verdad y que esta se aproxime a lo que está pasando», afirmó Carrera. Además, el director de BTV destacó la importancia del papel del comunicador por tener ilusión y por intentar construir y contar la verdad a la sociedad, desde cualquier medio y que esta se aproxime todo lo posible a la realidad. «No es fácil. Cada uno tenemos una visión del mundo, cada uno nos informamos en determinadas fuentes y es complejo, pero a mí esa ilusión y esa pasión es lo que me ha motivado los 35 años que llevo de trabajo en medios», argumentó Carrera.

La pasión y la crítica a la labor profesional tampoco podían faltar. «Yo soy director, pero fundamentalmente soy periodista, y es lo que nunca dejaré de ser», aclaró Lago, quien resaltó la objetividad del informador. Para él no existe si la persona encargada de transmitir un hecho no es sincera. «No existe la objetividad ni existe la sinceridad cuando alguien está contando, sabiendo que lo que está contando no es la realidad que ha visto». Y es que para Lago, el buen profesional tiene que ser honesto, «capaz de equivocarse, disculparse y corregir su error». Por su parte, Requejo también se mostró conforme con las afirmaciones y afianzó la idea de la objetividad como «un proceso de honestidad, de precisión, de hacer las cosas lo mejor posible».

Fue precisamente Lago el encargado de relacionar la filosofía con el periodismo. Apasionado por el mundo de la doctrina, reconoció tener siempre cerca el libro Historia de la Filosofía’. Para él, «el periodista no deja de ser como una especie de filósofo moderno». Hizo referencias a Graham Greene para defender la existencia de la objetividad y destacó la importancia de la lógica a través de Aristóteles: «Para cuestionarse las cosas hay que aprender a pensar, y una sociedad que aprende a pensar es mucho más libre, más democrática, más sana, mucho más inteligente. Es decir, una cualidad fundamental del periodista es lo que Aristóteles llamaba lógica», comentó Lago.

«El trabajo de periodista es una pasión por contar cosas y hacerlo de la mejor manera y la más honesta», afirmaba Florencio Carrera. Una idea que reiteró en varias ocasiones y que resume la conversación a cuatro y el título del acto. Al fin y al cabo, cada persona tiene su propia verdad y, como está escrito en La rueda de la fortuna’: «La muerte es el único valor absoluto en el mundo y basta perder la vida para no perder nunca nada».