¿Quién dijo que la geometría no fuese sinónimo de belleza?

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RUBÉN VEGA JUSTO  |  Fotografía: Rubén Vega

En la vinoteca Microbodega Urbana se presentó el poemario La flor de la vida. La poesía se entiende popularmente como un canal óptimo para transmitir las emociones humanas, pero Herberto de Sysmo, autor bajo pseudónimo del libro, pretende romper con esta idea. A la presentación acudieron cerca de 20 personas que disfrutaron de la velada en un ambiente de lo más íntimo: copa de vino en mano, tenue iluminación y ambiente cálido. También asistió David Acebes, encargado del análisis y notas a pie de página, aunque el evento sufrió la ausencia de Vanesa Torres, ilustradora de la portada, contraportadora y todas las ilustraciones interiores

La flor de la vida sugiere una poesía intelectual. Antes de que José Antonio Olmedo (nombre real del autor) iniciase su intervención, Acebes analizó la obra desde todas sus vertientes, que son cinco: la vertiente matemática, la artística, la física, la metafísica y la poética. Es cuanto menos interesante el proceso creativo que tuvo Olmedo para la elaboración de su ejemplar. En la carátula del libro se muestra un sinfín de premios con los que ha sido galardonado, así como todas sus ocupaciones, entre las que figuran las de escritor, poeta, crítico, ensayista, cronista y pintor. No obstante, la pintura es más bien un pasatiempo o una “inquietud artística”, como dice en su libro.

José Antonio Olmedo
José Antonio Olmedo en la presenación del libro La Flor de la Vida

Estaba experimentando con el lienzo durante una tarde cualquiera. Dibujo a carboncillo, para ser más exactos. Utilizó la goma maleable para rectificar uno de sus trazos y fue así como se ensució los dedos y observó que su pulgar estaba embarrado. No se creía lo que estaba viendo. Observó con más atención y como quien cree estar en un sueño caminó unos pasos atrás en busca de una zona mejor iluminada. Y volvió a vislumbrar lo que sus retinas ya habían captado. En el pulgar de su dedo se dibujaba una espiral perfecta.

Es un hecho extraño. Es un acto sorprendente, sí. Pero para más inri eso sucedió después de unas investigaciones que había realizado, ya que una de sus muchas ocupaciones es la de divulgador científico. Además, le encanta utilizar palabros poco convencionales. Se hallaba fascinado por la palabra “Laripse”. Los diccionarios no contienen dicha acepción, pero el término sí que se recoge en la mitología romana. El término se refiere a la brasa de las cocinas y, también, al propio hogar de una persona. Lo mágico de la palabra ocurre al leerla al revés. Relacionando conceptos ¿qué se había encontrado dibujado en su pulgar Olmedo al ensuciarse de carboncillo?

Durante su participación Acebes se planteó que la verdadera encrucijada de la publicación es que el lector entienda el significado implícito en cada verso y estrofa. Tal vez ese sea el principal inconveniente y su mayor reto: llegar al lector. En el reverso puede verse una concisa reseña del poeta Francisco Brines, en la que asegura que los poemas de la obra son demasiado conceptuales, aunque admira su pensamiento contenido. A pesar de la dificultad de la obra, los pies de página elaborados por Acebes sirven para descifrar y aclarar toda duda al respecto.

David Acebes va a recitar un poema del libro La Flor de La vida
David Acebes va a recitar un poema del libro La Flor de La vida

Reverso de la obra La flor de la vida: «Siempre he pensado que la poesía nos educa en la tolerancia; en estos versos, la geometría manifiesta ese mismo principio. Un poema puede ser conceptual, sensorial o emocional: los poemas de La flor de la vida son quizá demasiado conceptuales para mí, pero me gusta el pensamiento contenido en este libro», explica Francisco Brines.

Olmedo pretendía que la obra reuniese contenido y forma. Por ello, estructuró el libro en siete partes bien diferenciadas y para nada aleatorias que simulan el proceso de creación del mundo. Ni siquiera los versos son aleatorios. Todo ayuda a crear lo que David considera con admiración “una obra de arte”. A través de una dinámica novedosa “el poeta pretende desvelar el mensaje cifrado que, de una manera secuencial y recursiva, transmite la naturaleza”, dice una página de La Flor de la Vida. Dicho en otras palabras: el poeta quiere explicar el ADN de la naturaleza a través de la poesía.

Utiliza un bloque colmado de versos libres para simular la idea de caos, la falta existencia de vida antes del Big Bang. Varios estudios acuñan al Big Bang como la teoría de la creación. Bien. Una vez creado el universo ya existe el orden, y el orden se refleja a través de bloques de versos contruidos con endecasílabos. Para finalizar, el centro de la creación se simula a través de los Haikus. Tal vez resulte oportuno atender a la siguiente sucesión de imágenes para comprender el concepto. Una idea que trata de simular el proceso de creación del universo.

esquema
Esquema estructural del de La flor de La vida
Captura de pantallas
Ejemplo de verso libre
endecasílabo
Ejemplo de versos endecasílabos
haikus
ejemplo de Haiku

El libro, disponible en la librería El sueño de Pepa, es, en definitiva, una apuesta intelectual. Su poesía dirige la atención del lector hacía doctos conceptos, fácilmente entendibles gracias a los pies de página de Acebes. Es una reflexión de la creación del mundo, a través de la geometría. ¿Quién dijo que la geometría no fuese sinónimo de belleza?

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