Biblioteca Reina Sofía, un espacio para todos

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Biblioteca Reina Sofía
Biblioteca Reina Sofía
BEATRIZ CASTAÑEDA ALLER  |  Fotografía de portada: Beatriz Castañeda  |  Fotografías integradas: Elena Tomé y Beatriz Castañeda |

Dice el periodista Linton Weeks que, “en el tsunami constante de información, los bibliotecarios ofrecen flotadores y enseñan a nadar”. Nosotros los estudiantes -y más aún los estudiantes de Periodismo- podemos presumir de ser grandes expertos en información, como también de sentirnos ahogados y superados por esa masa de apuntes y libros que no deja de bombardearnos. Por ello, la existencia en la universidad de lugares como a Biblioteca General Universitaria ‘Reina Sofía’ es tanto una suerte como un componente imprescindible para ordenar y ampliar esa masa de información que va a constituir nuestra formación profesional y personal.

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Patio de la biblioteca Reina Sofía. Fotografía por Beatriz Castañeda

La biblioteca Reina Sofía forma parte de un único servicio de bibliotecas de la Universidad de Valladolid (BUVa) que tiene catorce puntos. Se sitúa en la antigua cárcel de Valladolid, en la calle Chancillería. “Todas las bibliotecas de la UVa tenemos un proyecto común. Aunque funcionamos con algunas peculiaridades, formamos un unísono”, apunta la directora de la biblioteca, Carmen de Miguel Murado. Es precisamente ella quien nos va a hacer un recorrido por esta biblioteca con más de 30 años de historia.

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Un almacén de historias histórico

La biblioteca Reina Sofía entró en funcionamiento en 1988. Sin embargo, el edificio existía ya más de dos siglos atrás: en 1703 se construyó con el fin de ejercer como cárcel. Sus rejas retuvieron hombres hasta 1935, cuando se decidió cerrarla debido a las penosas condiciones de salubridad bajo las que funcionaba. A pesar de ello, durante la Guerra Civil se vio la necesidad de reabrirla temporalmente por la cantidad de presos, sobre todo políticos, que se acumulaban en otros centros de la provincia. Tras su clausura definitiva, el edificio estuvo abandonado hasta que la Universidad de Valladolid lo adquirió y lo empleó como biblioteca. 

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Colecciones del siglo XIX. Fotografía por Beatriz Castañeda

Desde entonces, la biblioteca Reina Sofía no ha dejado de acumular fragmentos de la historia de nuestra ciudad y de nuestro país. Entre sus estanterías y almacenes, esconde una gran colección de obras del siglo XIX, bastante fondo de principios del XX y llamativas colecciones como la biblioteca personal de la poetisa española Concha Lagos. “Son libros un tanto antiguos, algunos raros, muy útiles para investigadores que buscan ciertos documentos que no pueden encontrar en cualquier biblioteca”, asegura la directora.

 

En la biblioteca Reina Sofía se respiran más de tres siglos de historia. La directora hace referencia a una serie de artículos redactados por periodistas de El Norte de Castilla que, tras una visita al edificio, denuncian y hacen públicas las condiciones bajo las que eran obligados a vivir los presos y afirma que, “tras esta lectura, cuando conoces la biblioteca y te retrotraes aquella época, te llama mucho la atención”. Estos artículos están visibles en el blog del centro y son un ejemplo de las historias que se retienen tras las rejas del edificio universitario. Tal y como afirma Carmen: “No solo funcionamos como biblioteca, también estamos manteniendo vivo un edificio histórico”.

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Un espacio para todos

Además de su importancia como preservadora de la historia, la biblioteca Reina Sofía también busca encontrar su hueco en la universidad y ofrecer una serie de servicios que puedan ser de utilidad a los usuarios. La directora confiesa que muchos de los cambios sociales que se han producido en la actualidad han afectado a las bibliotecas. El mundo electrónico ha hecho que las versiones impresas pierdan relevancia, lo que ha desembocado en un menor uso presencial de las bibliotecas. Para solventar esta situación, Carmen asegura que se ha optado por tomar una serie de iniciativas para atraer a los usuarios. “Pensamos que los grandes problemas no se arreglan con grandes soluciones, sino con pequeñas medidas que, unidas, consigan resolver esta traba”, apunta.

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Sección de idiomas. Fotografía por Beatriz Castañeda


Para ello, la biblioteca ha sido dividida en una serie de secciones que abarcan gran parte de los aspectos que pueden interesar de forma generalizada. En ellas se exponen las últimas novedades en lo relativo a cada uno de los ámbitos a los que se refieren, puesto que el resto del fondo impreso está guardado en un depósito al ser inviable trasladarlo todo a libre acceso de los usuarios. De esta forma, Reina Sofía cuenta con una pequeña colección relacionada con la UVa en la que se almacenan la mayor parte de las tesis doctorales impresas y los libros publicados por la Universidad, un fondo local de Valladolid, una biblioteca profesional, que abarca  toda aquella bibliografía relativa a bibliotecas, museos y archivos, y una colección de idiomas, que cuenta con diccionarios y cursos de aprendizaje de varias lenguas.

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Sala de música. Fotogrfía por Beatriz Castañeda

Además, la biblioteca está desarrollando un proyecto al que ha denominado sala de música. La música es considerada otro elemento trasversal que puede afectar a cualquier usuario. Por ello se ha decidido habilitar un espacio en el que se pondrá a disposición del público una colección histórica de discos, un ordenador con conexión a Internet para tratar la música de forma digital e, incluso, un piano digital. “El piano está pensado para que alumnos que vienen de fuera o estudiantes Erasmus puedan tener un sitio donde venir y tocar”, comenta con ilusión la directora.

El resto de materias que puedan interesar de forma general están expuestas en el denominado «patio» del edificio. Allí se pueden encontrar divulgación científica, informática, literatura, educación… pero también manuales sobre cómo hacer trabajos fin de grado, tesis doctorales o cómo comunicar oralmente. “Intentamos pensar en qué grandes tipos de usuarios tenemos y cubrir esos campos”, afirma Carmen.

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Una biblioteca activa

“Ya que las bibliotecas no son solo un lugar para estudiar o adquirir libros, estamos haciendo hincapié en el plano de las actividades, afirma la directora. De esta forma, la biblioteca Reina Sofía ofrece una serie de actividades y servicios que están siempre sujetos al espacio y presupuesto del que dispone la entidad. Un ejemplo de ello son las numerosas exposiciones que se desarrollan en el patio del edificio. “Cualquiera que lo solicite y tenga algo que compartir puede ponerse en contacto con nosotros”, explica.

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Pizarra dispuesta para el público. Fotografía por Beatriz Castañeda

Este no es el único intento de comunicación con sus usuarios por parte de la biblioteca universitaria. Además de las numerosas redes sociales en las que podemos encontrarla (pues están activos en casi cualquiera que pueda imaginarse), existe una pizarra en el patio en la que el público es libre de escribir y aportar ideas o reclamaciones acerca del servicio que ofrecen. “Estamos abiertos a cualquier sugerencia. Lo que buscamos es esa retroalimentación, ese feedback que tanto echamos de menos a veces”, confiesa Carmen de Miguel.

Taller de edición de Wikipedia en la biblioteca Reina Sofía
Taller de edición de Wikipedia en la biblioteca Reina Sofía. Foto de archivo por Elena Tomé

El centro dispone, además, de una sala denominada espacio abierto. Dotada de todas las comodidades y medios necesarios, es un área accesible a cualquier usuario que desee emplear el espacio para actividades como una reunión en grupo, una charla, la preparación de una tesis doctoral, etc. Dicha estancia es aprovechada por la propia administración para promover diferentes talleres o actividades. Entre ellos, destaca el club de lectura, Con mucho gusto leemos, que ha sido pensado para fomentar la lectura y la relación entre los distintos usuarios de la UVa (está formado por 7 alumnos, 7 profesores y 7 miembros del PAS), los talleres de edición de Wikipedia que llegan de manos de Wikimedia, la fundación que edita la wikipedia, y la actividad Entre pares anda el juego, donde se invita a los asistentes a participar en un debate bajo una temática que puede proponer previamente cualquier usuario.

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Rincón de ajedrez. Fotografía por Beatriz Castañeda

“Igual que la vida está hecha de pequeños instantes, pequeñas sensaciones, hemos intentado trasladar esta filosofía a nuestro edificio y hacer que se construya con pequeños detalles”, comenta la directora con una sonrisa antes de hablarnos del nuevo rincón de ajedrez habilitado en la biblioteca. Este espacio consiste en una mesa con un tablero de ajedrez acompañada de una estantería con libros que hablan de esta actividad. “Hemos pensado que puede ser un buen detalle para todos esos estudiantes que deseen descansar tras una tarde de estudio”, afirma la misma.

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Uno de los contenedores de reciclaje de la biblioteca Reina Sofia. Fotografía por Beatriz Castañeda


Además de todo esto, la biblioteca busca un ambiente lo más agradable posible para los usuarios. Por ello disponen de todo tipo de préstamos (atriles, auriculares, calculador
as,portátiles, alargadores, memorias USB…) e, incluso, uno de los pocos aparatos reproductores de micro film. Difunde también un mensaje de compromiso con el medio ambiente, por lo que pone a disposición del público pequeños contenedores de reciclaje dispersos por el edificio. Tal vez sea por esto que el servicio de la biblioteca universitaria acaba de obtener el sello 400 según el modelo FQM. “El objetivo último de la política de la biblioteca universitaria es atender lo mejor que podamos a nuestros usuarios y ver qué es lo que demandan y cómo podemos satisfacerlo”, asegura Carmen.

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En la biblioteca Reina Sofía cabemos todos

Después de conocer las grandes ventajas que ofrece la biblioteca Reina Sofía, cabe preguntarse qué tipo de usuarios son aquellos que pueden disfrutar de sus servicios. Carmen nos asegura que está abierta a un público mucho más amplio del que se piensa. Aparte de los estudiantes de la UVa, pueden acceder a ella los alumnos de la universidad permanente Millán Santos, el PAS y estudiantes de posgrado. Además, existe un gran número de conciertos con otros organismos que buscan que una amplia mayoría pueda acceder a la antigua cárcel, como la UNED, las bibliotecas públicas de Castilla y León, la Academia de Caballería, el personal de la consejería de sanidad… “Hay muchas más posibilidades de los que la gente piensa”, asegura la directora.

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Entrada de la biblioteca Reina Sofía. Fotografía por Beatriz Castañeda

Así pues, la biblioteca Reina Sofía abre sus puertas desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la tarde de lunes y viernes y los sábados de 9 a 2 a todo aquel que quiera atravesar sus puertas y disfrutar de la gran variedad de servicios que ofrece.

1 COMENTARIO

  1. […] Muchos usuarios (en concreto, 50343 registrados) acuden al año a la Biblioteca Reina Sofía, uno de los catorce enclaves del servicio de bibliotecas de la Universidad de Valladolid (BUVa). Con la entrada en el año 2017, la biblioteca ha cumplido 29 años desde su fundación en 1988. Aunque hay más historia detrás: desde 1703 hasta 1935 la edificación sirvió como cárcel, hasta que sus penosas condiciones provocaron su cierre. No definitivamente, porque se reabriría debido al exceso de presos (sobre todo del bando republicano) tras la guerra civil. Cuando su función carcelaria era ya inútil se abandonó el edificio y fue un pedazo de terreno urbano sin utilidad alguna hasta que la universidad de Valladolid lo compró, lo reedificó y lo transformó en lo que hoy se conoce. En el siguiente enlace puede verse un recorte escaneado de El Norte de Castilla, sobre la apertura de la biblioteca en octubre del 95. ¿Quieres conocer más sobre Reina Sofía? […]

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