Salvador Gómez: ‘el salto a la docencia online se ha notado en todos los países y ha recaído en los profesores’

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AINHOA JIMÉNEZ ARRANZ  |  Vídeo: Salvador Gómez

La crisis del coronavirus ha afectado al ámbito educativo en todos los niveles. Así, no solo los erasmus o estudiantes desplazados han visto transformada su vida estudiantil, sino que las investigaciones también se han tenido que trasladar al plano online. Es el caso de Salvador Gómez, profesor de Periodismo de la Universidad de Valladolid, que ahora mismo se encuentra en Rotterdam, Holanda, como investigador.

Pregunta: ¿Cómo ha sido trasladar la enseñanza presencial a la red?
Respuesta: Se ha tenido que asumir todavía más trabajo. Aunque aquí cuando hablamos de un aula suele ser de unas 20 personas y eso hace más fácil resolver las dudas individuales (de forma no presencial). Pero, también depende de la experiencia de los profesores. Es decir, si ven que no pueden responder los correos, pueden habilitar un foro en el campus para que las preguntas las vean todos e, incluso, se puedan responder entre los alumnos. Por otra parte, se nota que es un sistema que recae más en la confianza en el alumno. También es cierto que se asume que si has pagado 12000 euros por un año (de máster) es que quieres estar aquí.

El salto al online se ha notado en todos los países. La universidad de Rotterdam estaba más preparada que otras frente a otras que estaban viendo que había que hacerlo pero se habían hecho un poco las remolonas.

La mayoría del peso ha recaído sobre los profesores docentes que han sacado esto adelante. Es decir, que dentro de ese individualismo y esa autonomía se ha confiado en su trabajo y en que iban a hacerlo bien. Aunque es cierto que si ha habido quejas, a mí no me las iban a contar. Pero, mi percepción es buena. Además, la clave es que el salto al online no ha consistido en mandar más trabajo al alumno del que ya tenía… El problema es que en algunos sitios se ha entendido que pasar al online significaba tener que mandarle más trabajo al alumno.

P: ¿Y en el caso español?
R:Estamos agotados pero muy orgullosos. Esa es la lectura que puedo hacer por mi circulo personal. Todo esto teniendo en cuenta que yo estoy fuera, por lo que estoy perdiendo información de España y aquí en Holanda también porque soy un extranjero. Por lo que mi visión es algo fragmentada.

P: Debido a la situación, ¿ha cambiado en algo su trabajo como investigador?
R: Yo he tenido mucha suerte. En primer lugar, cuando estuve buscando alojamiento, acabé decidiendo coger una casa para mí solo. Cosa que ahora mismo agradezco mucho, aunque pueda parecer lo contrario. Primero porque yo puedo salir a dar un paseo si necesito despejarme (en Holanda el confinamiento es “voluntario”). Y, después, porque en una situación que ya es angustiosa y complicada pues la convivencia con compañeros puede ser mala.

En lo que respecta a mi trabajo como investigador tengo la suerte de que mi reuniones semanales se mantienen, aunque sea online. Un factor importante es que los holandeses no improvisan, es decir, si tú le dices a un holandés vamos a quedar este finde semana para tomar algo y se lo estás diciendo un jueves, le has roto la vida… porque ya tiene los cuatros próximos finde de semana organizados. Así que el aspecto de investigador ya venía tan organizado desde antes de llegar a Holanda que no se ha visto afectado. En lo que si me ha afectado son las citas con otros investigadores, ya que aquí se entiende que un desconocido, como yo, escriba a investigadores de otros departamentos u otras universidades para tomar un café porque le interesa su línea de investigación, es parte de su concepto de networking. Ese aspecto, que era uno de los más interesantes de mi estancia, si que se han quedado en el aire. Porque organizarle a alguien que no conoces una reunión virtual nos ha sonado extraño a todos.

Da un poco de “yuyu” pensar que mis grandes momentos de socialización eran los días que iba a despachos, a salas de reunión y estaba con gente, han sido sustituidos por espacios virtuales. Y la persona con la tengo más relación es con el señor o la señora que me vende la comida en el supermercado. Antes si que había unas actividades de grupo como seminarios.

En definitiva, la parte de investigación bien, pero hay una parte que requiere una cierta salud mental, que de momento no se ha visto afectada, pero que implica cierta relación con seres humanos. He tenido que pasar a un aspecto virtual, que de momento no se nota y esperamos que siga así, pero a todos se nos hace un poco raro…

P:A pesar de que se encuentra en Holanda como investigador, sigue tutorizando TFG y TFM de la Universidad de Valladolid, Erasmus y es responsable del área. ¿Cómo compatibiliza todo?
R:Yo he pasado de tener mucha carga administrativa porque antes era coordinador de grado y ahora solo de área, y al no tener docencia (durante su estancia en Rotterdam) a una situación muy buena. Algo que en cierta medida no ha cambiado porque yo ya sabía que iba a tener que usar videoconferencias y era algo que también conocían mis alumnos. Lo que sí que he notado es que tengo más carga de trabajo porque el confinamiento hace que encuentren más facilidad o tiempo para dedicarse a ello.

El TFG es una cosa que permite la tutorización virtual porque son pocos alumnos, unos 8-10 por persona, y te permiten un trato más personal. El problema está en los profesores que tengan TFG’s y además deban adaptar su docencia de forma virtual.

«Ser extranjero de esta situación que se está viviendo.» -salvador Gómez

Fotografía cedida por Salvador Gómez.

P:Lleva en Holanda varios meses, ¿cómo se vivió la situación al principio? ¿La gente ya tomaba preocupaciones o no había un auténtico ‘sentido del peligro’?

R:El primer finde semana que se planteó el “confinamiento inteligente” fue uno de los mejores de tiempo que ha habido en Rotterdam. Ya que normalmente llueve mucho y justo en ese hacía calor, había sol, etc. Yo aproveché para salir a al terraza a leer. Pero, los Holandés hicieron lo que se suele hacer aquí cuando hace buen tiempo, irse a La Haya a la playa. Y al día siguiente salió el Primer Ministro echando la bronca por haberse ido a la playa estando decretado el confinamiento inteligente.

Hay una cosa que me tranquiliza y es que creo que son igual de irresponsables que nosotros. Por ejemplo, aquí puedes ir a un restaurante a recoger tu comida, pero no sentarte dentro a comer. Es una medida para que el sector se vea lo menos afectado posible. Y un día fui a por una pizza y me encontré una fila de unas 8 personas pegadas dentro del restaurante. Aunque, por ejemplo, la gente mayor se lo han tomado muy en serio porque sabe perfectamente que son los más expuestos.

P:Pero eso del ‘confinamiento inteligente’ en España suena muy improbable, ¿no?
R:A ver, si tienes la noticia de que un señor al que le han diagnosticado la enfermedad se va a hacer la compra para irse con su familia a la playa… Es decir, el problema no es la gente en general que seguramente respetarían ese tipo de confinamiento. Estos casos excepcionales debilitan los principios de quien si lo respeta.

Por ejemplo, si les dices a tus hijos que no pueden salir y ven por la ventana o la terraza que hay niños jugando fuera… es muy difícil explicarles por qué ellos no y los otros sí. En este sentido, (en Holanda) funciona porque están muy orgullosos de que sus principios no se tambalean, pero a nosotros si que nos pasaría.

P:¿Cómo informan los medios holandeses de la situación que se está viviendo en España?

R:Probablemente tenga la misa información que otro profesor que esté en su casa. Da igual que esté en Valladolid o Rotterdam. Pero la percepción es que estando en otro país te enteras menos de lo que pasa. Aunque realmente el acceso a los medios es prácticamente el mismo que podría tener allí, excepto que no pongo casi la televisión porque no coge bien los canales españoles. Y, además, por mi bien propio pensé que lo mejor era restringir el acceso a la información que tenía, tanto de los medios holandeses como españoles para preocuparme solo lo necesario.

Además, estoy en comunicación con los profesores a través del correo que usamos tanto para animarnos o ayudarnos a resolver las situaciones que se nos presentan. Pero, yo a veces lo comparo con el libro de Camus de La peste, es decir, el protagonista es un periodista que cuando platea su relación con lo que está sucediendo en la ciudad de Oran, se siente como un extranjero. Porque no sabe muy bien que es lo que está sucediendo. Y yo a veces tengo esa sensación porque estoy en un país extranjero en el que están pasando cosas y en mi país están pasando otras. Por ejemplo, hablo con mi familia y su percepción sobre el confinamiento es totalmente distinta a la mía.

P:Desde su punto de vista como periodista, ¿cree que se están informando bien?

R:Esta respuesta es muy delicada. Para mí es evidente que está habiendo errores en todas las dimensiones posibles: educación, gestión de la situación, en los medios de comunicación, etc. Errores hay para todo el mundo. No tenemos modelos de algo que ha sucedido a anteriormente, ya que lo más parecido es la gripe española del siglo XVIII y no tiene nada que ver…

El problema está siendo que se está poniendo a prueba la capacidad de gestionar el consumo de información por parte de la gente. Evidentemente hay medios que lo están haciendo mejor o peor. Y si tuviera que ser critico, por supuesto, la portada de El Mundo me parece un ejemplo terrible porque no es el periodismo que se necesita.

Pero se está poniendo a prueba nuestra capacidad del consumo critico de información. Yo lo vivo porque tengo padres mayores y hablo con ellos una o dos veces al día y parte de nuestra conversación es para desmontarles los bulos que les llegan a través de WhatsApp. Pero, la malas praxis informativas hay que intentar controlarlas o gestionarlas, pero no pueden suponer el recorte de los derechos fundamentales de la información.

En este caso nos encontramos ante la información de Schrödinger… hay informaciones que ayudan a la ciudadanía y otras que tienen el efecto contrario. Es decir, los medios de comunicación están cumpliendo una función muy importante pero, evidentemente, también están haciendo cosas mal.

P:¿Qué recomendaciones daría tanto a docentes como a alumnos en esta situación?

R:(Bromea) Bueno, yo creo que aquí la gente se lo está tomando con más calma porque la marihuana es de consumo legal. Pero, bueno, les diría lo mismo que a mi familia, hay que tener paciencia. Y este periodo de aislamiento nos puede venir bien en ciertos momentos para reencontrarnos con nosotros mismos y nuestros pensamientos.

Yo soy una persona a la que le gusta mucho la soledad. A veces pienso que he nacido para un confinamiento. Gestiono la soledad de una manera que no me preocupa o no me desquicia. Tengo una actitud un poco estoica que busca centrarse en este momento. Por ejemplo, mi madre está muy triste no porque lleve mal el confinamiento ahora, sino porque piensa en que no nos vamos a poder ir en agosto de vacaciones. Lo mismo ocurre con los alumnos: ¿Voy a poder defender e TFG? ¿Me voy a poder graduar? Estamos buscando la manera mas adecuada para todos, tanto para alumnos y profesores, para dar ciertas garantías de que hay un proceso de evaluación. No te preocupes por el si o el no. Preocúpate por hacer el trabajo. Lo importante es la sensación de que uno no está solo en la situación. Y yo creo en las redes para generar esperanza. En este caso, tenemos la red dentro de la universidad.

Yo lo que intento siempre es relativizar la situación que estamos viviendo, lo que no significa que no sea grave. Pero lo que le decía a mi madre, a lo mejor la gente que se queja de estar un mes confinado debería leer El Diario de Ana Frank. Tener que estar confinada durante años esperando que los alemanes no te pillen y encima luego que te pillen…

Uno de los libros que más recomiendo es El hombre en busca de sentido, de Victor Frank, un psicoanalista judio que estuvo en el campo de Auschwitz y que cuenta cómo el cerebro humano neutralizaba los focos de dolor para sobrevivir. Es decir, es necesario asumir la capacidad de vivir esto adaptado a cierta normalidad.

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