SANDRA SORIA ALONSO | Fotografía: Sandra Soria |
Muchos esperan con ansia la vuelta a la normalidad, mientras otros se encuentran en un estado de hibernación y letargo. La sociedad tras la pandemia quedará marcada por una serie de cambios que constituirán un punto de inflexión en la historia, la vida social, la salud y la economía de las personas.
Entre las primeras repercusiones de esta crisis sanitaria se encuentra la salud mental. Según los expertos, algunos de los síntomas más comunes son la ansiedad, la depresión y el estrés. El miedo y la angustia se han agravado como consecuencia de la incertidumbre económica y la inestabilidad laboral de los hogares. Además, la irrupción de este virus genera desconfianza hacia lo desconocido. Tedros Adhanom, Director General de la Organización Mundial de la Salud, afirma:
‘Una buena salud mental es absolutamente fundamental para la salud y el bienestar en general’
Sin embargo, la situación de emergencia también ha despertado un sentimiento de solidaridad entre la población e iniciativas de ayudas con los colectivos más vulnerables. Los psicólogos recomiendan establecer vínculos con otras personas y apoyarnos en la comunicación para solventar los problemas.
El confinamiento domiciliario ha traído consigo cambios positivos en las relaciones familiares. De forma generalizada, el promedio de horas dentro de casa es mucho mayor, por lo que disfrutamos de más tiempo en familia. España era uno de los países que se caracterizaba por su presencialidad laboral, sin embargo, y como resultado de la crisis, el porcentaje de empresas que ofrece la posibilidad de teletrabajar se ha multiplicado por ocho en el último año, según un estudio realizado por Sesame Time. Esta modalidad laboral permite una mejor conciliación laboral y familiar.
Pero, sin duda, lo que más ha demostrado esta crisis es que el sistema sanitario no estaba preparado para una pandemia, a pesar de las afirmaciones contundentes en las que reparaban los cargos políticos a principios de marzo en España. Por este motivo, la inversión en sanidad pública y el desarrollo del sistema jugará una baza muy importante en el futuro. Asimismo, la pandemia ha puesto de manifiesto la importancia de la ciencia y la investigación en la sociedad española.
La tecnología ya era un instrumento arraigado en nuestra sociedad antes del coronavirus. Sin embargo, las limitaciones en la vida social, como medida para frenar los contagios, han subrayado la importancia del desarrollo tecnológico. Las videollamadas han permitido conectar a las personas en cualquier parte del mundo y continuar, en cierta medida, con la vida académica y laboral.
En lo que respecta a las costumbres, el lavado de manos va a constituir una actividad esencial después de entrar en casa y la higiene adoptará un papel clave tras la pandemia. Sin embargo, todavía es complicado predecir cómo serán las relaciones afectivas en el futuro. Las medidas de distanciamiento físico durante la crisis sanitaria podrían alargarse en la sociedad pospandemia o, por otro lado, es posible que se produjera el efecto contrario en las muestras de afecto en el futuro.