CAMINO ARANZANA RAMOS | Fotografía: Kattye Coque |
Eran las 9 de la mañana y todos nos montamos en el bus dirección Madrid. Entre conversaciones mañaneras y alguna que otra cabezada en el asiento llegamos, tras un desesperante atasco, al Congreso de los Diputados.
Los delegados de las clases decidimos con un democrático y complejo sistema de votación que turnos entraban primeros. La deseada victoria la consiguió el turno de mañana, gracias a la cruz de la moneda. Tras ello comenzamos a entrar, en fila de uno y pegados a la pared, al Congreso.
¿Pitaré o no? ¿Dónde tengo que poner el móvil? ¿Dónde dejo el gel hidroalcohólico? Estas frases eran repetidas con nerviosismo por los alumnos que se acercaban al, siempre temido, control de seguridad. Ninguno llevaba nada peligroso que le hiciera meterse en un lio, pero es mucho peor hacer el ridículo pitando al pasar por el arco con toda la clase mirando.
Una vez dentro, la encargada de las visitas nos enseñó la sala de recibimiento. Los `no toquéis la mesa´ y el `no hagáis fotos ‘se repetían a la vez que los alumnos contemplaban maravillados las grandes lámparas y espectaculares alfombras. Nos contó la historia de aquella sala y cuál era su función cuando fue construida. Actualmente las gestiones importantes se realizan en la ampliación anexa al Congreso.
Pasamos de sala y llegamos a `La Pepa´, todos mirábamos asombrados, tras la vitrina, el ejemplar de la que fue nuestra primera constitución. Además, nos explicó el otro uso que se le da a dicha sala, y es que tras una cortina, que llamaba la curiosidad y la intención de mirar detrás de muchos, estaba una puerta. Esta se abría para recibimientos ciudadanos en fechas señaladas.
Nos acompañó a otra sala, dónde nos colocamos alrededor de una mesa, dónde nuestros políticos conversan, debaten y discuten para intentar llegar a posibles acuerdos. Pero esta mesa no fue la que suscitó el interés de los jóvenes. De nuevo allí estaba, en otra vitrina, otro ejemplar, que no el original, de nuestra actual constitución. Los alumnos y profesores apartaron por un momento la vista de los tapices y las lámparas, para contemplar el elemento característico de nuestra Democracia.
Y por fin llegamos al conocido hemiciclo. Tras entrar el gesto se volvió unánime, los alumnos estiraron sus cuellos hasta el punto de producirse una tortícolis con el objetivo de buscar los disparos de Tejero. Una vez colocados alrededor de la mesa de los taquígrafos, nos explicó nuestro sistema democrático y de votación. En nuestras cabezas solo había un pensamiento, `parecía mas grande en la tele´. Nos explicaron que la perspectiva juega una mala pasada, ya que la prensa se sitúa en la tribuna de arriba, con lo que el hemiciclo se ve mucho más amplio que desde los escaños.
Sin preguntas ni objeciones, pero con unas fotos desde los escaños de nuestros políticos, nos despedimos del Congreso. Este en unas horas iba a dar la bienvenida a uno de los plenos más importantes del año, el de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Con una lluvia torrencial y mucho hambre, nos pusimos en marcha para aprovechar al máximo, sintiéndonos como extranjeros o como habitantes de un recóndito pueblo, nuestro viaje a la capital.