ARANTZA PERELLÓ DUARTE | Fotografías: Patricia Luceño
Y si te dijeran que contases algo sobre África, ¿qué dirías? Es probable que supieses más o menos responder algo que no se aleje de la realidad. Algo así como… “Pobreza, sufrimiento, guerra…”. Pero, ¿qué te parece si concretamos algo más? ¿Qué sabes sobre Ruanda? Vale, que está en África. Que es pequeño, también. Que hay pobreza, hambre, injusticia y un sinfín de desigualdades. Pero, ¿sabías que ahora su lengua oficial es el inglés para penalizar a aquellos que habían estudiando durante tanto tiempo bajo el sistema francófono?
En esto han consistido las XV Jornadas de África que, de la mano de UMOYA Valladolid y bajo el nombre ‘Tres países, tres miradas’, ha abordado los problemas principales de Etiopía, la República Democrática del Congo y Ruanda: acercar el continente africano. La última de las conferencias, ‘Ruanda: las premisas de una nueva catástrofe’, estuvo al mando de Elysée Ndayisabe, economista y máster en Acción Humanitaria de Ruanda, y llenó el pasado 25 de febrero el Aula Mergelina de la Facultad de Derecho.
Un repaso breve, pero intenso sobre su historia fue el comienzo de aquella conferencia. Con un español más que envidiable, Elysée, que se defendió más tarde y mejor en francés, habló de la difícil situación que vive actualmente su pueblo. La falta total de libertad de expresión, de opinión -está prohibido hablar sobre el genocidio, considerado tabú- y el miedo constante en las calles, entre otros, conforman una realidad que hace de Ruanda un país en el que “hay una ausencia total del Estado de derecho” y que, bajo la opinión de Elysée, supone “el problema central” del pequeño país africano.
Un problema que se engloba dentro de un clima de miedo continuo, ya que el estado “transmite un falso discurso a los extranjeros diciendo que no existen etnias en Ruanda y todos pertenecen al mismo grupo”, algo que dista bastante de la realidad.
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Búsqueda activa de soluciones
Y, ¿qué hay que hacer para prevenir una nueva catástrofe? El ruandés lo tiene claro: buscar de manera activa soluciones a su conflicto político interno mediante “un diálogo interruandés”; rompiéndose, de esta forma, “la violencia cíclica interétnica en Ruanda y sus ramificaciones en la vecina República Democrática del Congo”. Parar, de manera pacífica, una ola de violencia que no cesa y se extiende a los países vecinos.
El turno de preguntas se centra en las causas del conflicto, en la división del país e, incluso, en el papel que Occidente adopta ante esta situación. Un papel de pasividad absoluta: Ruanda exporta de diamantes -no suyos, de sus países vecinos- y los que apoyan esta práctica –EEUU, Gran Bretaña y las multinacionales- sostienen su economía. La industria armamentística europea y estadounidense se lucra con este conflicto: “Es otro negocio de las multinacionales”, apunta.
Elysée contesta a cada una de las preguntas que van surgiendo de una manera tranquila, pero con preocupación. Parándose en cada detalle y respondiendo, de la mejor manera posible, todas esas cuestiones. Es por ello que lo hace en francés, pues a veces para hablar de situaciones delicadas, que tocan el alma, es mejor hacerlo en la lengua materna.
El ciclo de conferencias se acaba, se despide hasta una nueva edición en la que probablemente aborde distintos lugares, distintos conflictos. En la que otros serán los protagonistas de injusticias que no cesan. Esperemos que el próximo año pueda hablarse de diálogo, mejora e integración y no de cómo llegar a ellas.
