Clara Rodríguez Miguélez | Fotografías: Clara R. M. |
Apenas pasaban un par de minutos de las siete y media y un enjambre de libros y gente inundaba los alrededores de las mesas de la librería Maxtor. Pilar Sánchez-García revoloteaba entre prensa, amigos, familia e invitados con una sonrisa que no desfallecía. «Estoy nerviosa», admitía ella misma. No obstante, la emoción y la felicidad eran también patentes: veía la luz su libro, ‘Periodistas (In)formados’, una retrospectiva que cuenta la historia de un siglo de periodismo español. En él, la profesora y periodista repasa la progresión de los plumillas, con una mirada que va de la universidad a las redacciones.
‘Periodistas (In)formados’ tiene tres padrinos y la bendición de la Universidad de Valladolid. Nadie quiso dejarse ningún agradecimiento en el tintero, pero las intervenciones se enlazaron con sencillez y emotividad. «Este libro es un pretexto precioso para juntarnos, como pasa en las bodas», comparó la autora. Y bien cierto era que allí se amontonaba un gran grupo de gente, en sillas, en las escaleras, o en una esquina discreta. Profesionales de Televisión Castilla y León o de El Norte de Castilla desfilaron entre los curiosos, así como la periodista Concha Chamorro y otros comunicadores y personalidades. Los niños, por su parte, se encaramaron al piso superior de la librería para sentarse en los mejores rincones.
Lucía Rodil, adjunta a la dirección de informativos de RTVCyL, tomó primero la palabra en la presentación de la obra. Con calidez, explicó cómo su compañera y amiga había desgranado la evolución y la incertidumbre de la profesión periodística y de los estudios que llevan a ella. «Pilar ha tenido el detalle de hablar de todos nosotros», apuntó, en un discurso en el que recordó que el periodismo le había puesto ojitos a Aznar, que no se decidió finalmente, o a Iñaki Gabilondo, que sí que se lanzó a la aventura. Eso sí, el conocido periodista tuvo que sumar Filosofía y Letras a su plan de estudios, ya que entonces no se valoraba demasiado la entidad independiente de la formación periodística.
La profesora de la UVa Salomé Berrocal, que escribió el prólogo y fue la directora de tesis de Pilar Sánchez, también introdujo el tema con halagos para su alumna. «Pilar destaca por su inteligencia y su fuerza, siempre sonriente», señaló convencida. De ella habló con afecto y la reconoció como una mujer comprometida, que no mira para otro lado. Óscar Campillo (Vocento) completó la mesa periodística y se ganó la risa del público. Pilar Sánchez le pidió trabajo desde una cabina telefónica, y él la contrató después de una entrevista. «Salomé dirá que siempre permanece sonriente, pero cuando se enfada, es mejor estar lejos», bromeó: las discusiones entre ambos fortalecen aún más el compañerismo entre ambos.
Pero, ¿entonces es más importante estudiar antropología o ciberperiodismo? Las intervenciones plantearon un pequeño debate que revisó temáticas como la conveniencia de los planes de estudio actuales, el compromiso del periodismo o la relación entre instituciones académicas y el periodismo práctico. «No me puedo creer que aceptemos los medios que tenemos», expresó Pilar Sánchez, que aclaró que lo que reivindicaba era una mayor exigencia que valorase al periodismo y le insuflara una mayor preparación. «Es importante que no dejemos que la tecnología nos nuble la mente», contó a propósito de los avances y su rol actual. La profesional destacó también que desde muchos ámbitos de poder y tradicionalmente se ha buscado influir en los periodistas a través de su propia formación. Campillo apoyó el razonamiento: «Sin espíritu crítico dejamos de ser ciudadanos y nos convertimos en borregos», sentenció. «No queremos ignorantes con soltura», empezó Lucía Rodil, «sino gente que aprenda y que sepa cuándo le mienten», ejemplarizó.
Los dos hijos de la protagonista se acercaron a entregarle una rosa, con solemnidad pero alegría. Ella no olvidó mencionar a su marido (ni a sus padres) en la dedicatoria, muy detallada. En aquella reunión de cabaña periodística, de refugio de libros abierto al público, la seriedad y el entusiasmo crearon una inesperada pareja para mencionar al artículo 20 de la Constitución o citar a Pulitzer. ¡Larga vida al periodismo libre!