AMELIA GARCÍA RODRÍGUEZ  |  Fotografía: Pixabay  |

Las Jornadas de Cine y Filosofía de este año han dedicado su décima edición al cuarenta aniversario de la Constitución Española. Las diferentes sesiones se han centrado en aspectos relacionados con la Carta Magna. El día 19 de febrero en el Patio Herreriano ha tenido lugar la ponencia: “El lenguaje del poder, el poder del lenguaje” el idioma como elemento separatista en la España contemporánea, con David Pérez Rodríguez.

En la exposición se abordó el problema catalán desde un punto de vista histórico. El origen histórico de esta cuestión se remonta a Cataluña en el año 1412, es el punto de partida para situarse. Numerosos estudios afirman que la lengua catalana ha atravesado desde el siglo XVI hasta finales del XVIII un período de gran decadencia. Sin embargo, podría considerarse como un proceso natural que se ha dado en diferentes lenguas, resulta algo muy habitual pues en ocasiones es motivado por las decisiones políticas. El catalán quedó aislado progresivamente y dejó de ser utilizado en las distintas administraciones. Se convirtió en una lengua de segundo plano. Este idioma no es el único que ha sufrido estas transformaciones, no es un fenómeno exclusivo de Cataluña, de hecho, ocurrió en numerosos países y también dentro de la propia España, ha afectado a diferentes lenguas y dialectos: el aragonés o el asturleonés. Todo esto es un proceso natural dentro de las lenguas, nacen y con el paso del tiempo, puede darse el caso de que pierdan su utilidad y queden en desuso, finalmente llegando incluso a desaparecer. Los diferentes idiomas nacen y mueren.

Retomando el proceso histórico del catalán, nos situaríamos en la inmersión de las coronas castellanas en el territorio catalán. Esto originó el período de la gran decadencia catalana, de la que no se logró remontar hasta el siglo XVIII. Otros, incluso, creen que llegó hasta el siglo XX.

Felipe V constituyó la primera voluntad de implantar el castellano como lengua en las instituciones oficiales, le dio prioridad frente al catalán. Este fue relegado y pasó a ser utilizado por la población que carecía de estudios y cargos relevantes en la sociedad. Los campesinos, agricultores y ganaderos lo empleaban.

El problema moderno del catalán surge en el siglo XIX con el comienzo de su uso por parte de grupos poderosos y adinerados como los burgueses. Estos poseían cultura y eran influyentes. Se originó así un importante conflicto, el catalán comenzaba a tener relevancia, había pasado de ser una lengua empleada tan solo por campesinos, a ser hablada por importantes grupos de la sociedad, como la burguesía. Este problema moderno de la lengua catalana culmina en el siglo XX. El idioma posee una gramática muy variada y una amplia colección de obras literarias. A pesar de esto, se había considerado hasta ese momento como una lengua informal. No tenía ningún tipo de relevancia. En el siglo XX, los hablantes del catalán comienzan a ensalzar el uso del mismo y, a raíz de esto, se incrementa aún más el conflicto. Se desarrolla una especie de enfrentamiento cara a cara con el castellano.

Con la llegada de la dictadura franquista el catalán pasa a ser un idioma calificado como “peligroso”. Se origina una especie de rechazo, inconsciente en muchos casos, hacia lo catalán. No sólo hacia esta lengua, sino a todo lo relacionado con Cataluña, incluida su cultura. Un ejemplo podría ser, los anuncios que aparecen en televisión, aceptamos que muchas veces sean en otros idiomas, como el inglés o francés, es algo habitual, estamos perfectamente acostumbrados a ello. Sin embargo, si la televisión emitiese anuncios en catalán, los rechazaríamos por completo, podría incluso, a llegar a ser incómodo. Esto es debido a que, en ocasiones tendemos a asociar el catalán con cuestiones políticas. Esta situación nos ha venido dada por alguna razón, como si fuese algo innato. El rechazo no sucede con otras lenguas cooficiales de España, como el gallego.

Otro de los grandes puntos históricos a destacar se situaría en 1968, en este año Massiel acudió al festival de Eurovisión. En un primer momento, Juan Manuel Serrat iba a ser el representante español, pero éste quiso cantar la canción en catalán. Franco se negó rotundamente a enviar un artista que cantase en un idioma distinto al castellano, que no fuese común a todos los españoles. Así, decidió sustituirlo por Massiel. La población española también mostró un fuerte rechazo a lo catalán criticando duramente a Serrat. Esto es bastante contradictorio teniendo en cuenta que, actualmente, España ha enviado al festival de Eurovisión numerosos artistas con canciones en otros idiomas, como el inglés. Y no sólo España, la mayor parte de los participantes envían representantes que interpretan temas en idiomas diferentes a la lengua del propio país que representan. El año 70 supuso un avance para el catalán, pues se aprobó una ley que permitía la inclusión de esta lengua en la escuela primaria. Y, desde 1975 se ha permitido su uso en los ayuntamientos. Hasta el período de la democracia española, el catalán había estado considerado como una lengua en retroceso. Aun a día de hoy es necesario tomar medidas para reavivarlo e impulsarlo.

La decadencia que afectó al catalán durante 300 años no ha sido suficiente para erradicarlo por completo, el resurgimiento del mismo tan solo le ha llevado 20 años. El rechazo que se ha generado en la población española hacia el catalán ha sido en gran parte, por el uso que se le ha dado, con un fin principalmente político y no cultural. Esto ha generado un grave problema, pues las lenguas deben usarse con fines culturales y al emplearla con otros propósitos se genera un grave rechazo en la población. Todo esto debilita en gran medida el prestigio social del idioma.

La lucha que debe seguirse para recuperar el prestigio del catalán y dejar de ver a esta lengua como una especie de “enemigo” es una lucha política. La mala gestión ha generado hostilidad por parte de la población española, que no debería reaccionar de esta manera ante el catalán, ya que solo es una lengua más, como cualquier otra. La administración política ha sido negativa y ha afectado también al castellano, la lengua oficial del Estado, que todo el mundo tiene la obligación y el derecho de conocer. Ha habido un fallo en la política lingüística española, un error general que ha afectado especialmente al catalán. Y ha generado un problema muy serio, el rechazo por parte de la sociedad española hacia esta lengua.