AINHOA JIMÉNEZ ARRANZ  |  Fotografía: Ignacio Repilado  |

Los estudiantes siguen las flechas azules para encontrarse con unas aulas desconocidas: faltan rostros, sus mochilas llevan nuevos materiales «de estudio» y sus mesas están marcadas con etiquetas verdes. La Universidad no es la misma que el curso pasado. Pero, al menos, vuelve a tener en sus pasillos a un pequeño reducto de alumnos.

Universidad COVID-19
El Hall de Filosofía y Letras se ha llenado de flechas azules y rojas que los alumnos deben seguir para llegar a las aulas y moverse por la facultad.

Sin embargo, las flechas y las etiquetas en las mesas no son lo único que ha cambiado. Las medidas de seguridad han hecho difícil la tarea de organizar algunos grupos de las carreras con mayor número de alumnos. Esto ha supuesto un reto para la Universidad, que ha transformado algunos espacios que originalmente no estaban pensados para ser aulas docentes. Así, el Salón de Grados se ha convertido en una clase, dejando en un segundo plano las conferencias y charlas que antes abarrotaban su espacio.

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El Salón de Grados ha dejado atrás los días en los que sus sillas estaban al completo y los más rezagados se sentaban en el suelo o permanecían de pie. Ahora es un nuevo aula para aquellas clases con más alumnos.

Gel y mascarilla, el nuevo material básico de la docencia

Ya en estas nuevas aulas, los universitarios deben sacar de la mochila sus principales herramientas: el gel desinfectante y un ordenador. La mascarilla les acompaña siempre, excepto a aquellos que no pueden asistir durante esa semana de forma presencial. Estos últimos tendrán que resignarse con ver al profesor a través de una cámara instalada en cada clase.

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La máscarilla, el gel y el ordenador se han vuelto indispensables para la vida del estudiante durante la pandemia.

Al salir del aula, los estudiantes se encuentran con botes de gel hidroalcohólico que invaden las zonas comunes. Además de un laberinto de flechas, que ya son parte del mobiliario universitario. Estas les obligan a recorrer un largo camino si más tarde quieren regresar a la clase. Un sistema casi automovilístico de un solo carril con el fin de evitar aglomeraciones.

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El pasillo de la Facultad de Derecho, solo acompañado por las flechas y el gel hidroalcohólico.

A pesar de que son muchas las dificultades y los nuevos retos a los que se enfrentan, regresar a las facultades es un gran logro para los universitarios. Los meses de confinamiento y de incertidumbre académica fueron para muchos el peor de los escenarios posibles. Un escenario para el sistema docente que supone un agujero negro en la carrera universitaria de los que cursaron el 2019/2020 en la Universidad de Valladolid.