CRISTINA MARTÍN SÁNCHEZ | Fotografía: Cristina Martín |
“Aprende del pasado, prepárate para el futuro, pero vive en el presente”, dijo Joyce Meyer. Esa misma frase se podría aplicar a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid, que cumple 100 años de vida. Y para ocasiones especiales, celebraciones especiales, por ello los micrófonos amarillos de la cadena SER llegaron a la facultad. El programa ‘Hoy por Hoy Valladolid’ de Carlos Flores y Mario Alejandre tuvo unos invitados de lujo, alumnos y ex alumnos de las aulas de la facultad que contaron sus experiencias de los años vividos en ella.
La mañana fría, propia del mes de noviembre parecía conducir a un día más del año. Sin embargo, la música, la risa, las charlas y la decoración de la entrada a la Facultad de Filosofía y Letras de la UVa no eran igual que el resto de días. El hall lo vestían unos escritorios de madera, con sillas, lámparas y, un fondo, el de un mural que simulaba unos azulejos, y que te transportaba directamente al pasado. Un pasado, de unos 100 años de historia. Los que cumple la Facultad de Filosofía y Letras.
El Aula Magna Lope de Rueda situada en la primera planta de la facultad, tampoco tenía el aspecto habitual. Los micrófonos amarillos de la cadena SER llenaban la gran mesa central. La emisión en directo de la sección local del programa Hoy por Hoy se emitía desde la facultad, en un programa especial con motivo del centenario del lugar.
A eso de las 12:20 de la mañana, comenzaba el programa. Carlos Flores abrió la emisión con un saludo y una mención especial al centenario. Hasta las 12:30, se llevó a cabo la conexión con las noticias del día y, el micrófono amarillo pasó por las manos de algunos de los presentes en la sala.
La entrada del equipo rectoral, a las 12:30 dio comienzo al especial. Los entrevistados se mostraron cómodos y participantes. Javier Castán, decano y doctor en Historia del Arte y profesor titular de Arte Antiguo y Medieval fue el encargado de hablar de la situación actual de las Humanidades. Destacando que son estas las que “tienen todos esos valores y posibilidades si las incorporamos sin ningún recorte, sin eliminar filosofía, sin competir en optativa a la historia del arte, sin dejar la música para exclusivamente los conservatorios seremos una sociedad que amará las humanidades y que pensará que es necesario crear puestos y salidas profesionales que potencien las humanidades”. Tras esas palabras, los aplausos invadieron la sala.
El arquitecto Miguel Angel Fonseca fue el siguiente en participar y charlar sobre los edificios universitarios de la ciudad y, su importancia histórica. Carlos Flores cedió el testigo de entrevistado a los estudiantes que se encontraban en la sala, que no dudaron en lanzar cuestiones a Fonseca al respecto de las diferentes facultades que componen la Universidad.
Esperanza Ortega, Nacho Ares, Javier Romualdo Pérez, José María Fernández Calleja, Carlos Ortega o Rosa Ruíz, fueron también otros de los protagonistas de la mañana. Alumnos y ex alumnos de la Facultad de Filosofía y letras, que contaron sus experiencias en las paredes de este edificio, y en las del edificio barroco, lo que es hoy la Facultad de Derecho. “Cuando se acaba la universidad es cuando sientes el frío de la calle, cuando tienes que empezar a plantearte, ¿y ahora qué toca?”, confesó Romualdo, alumno de cuarto de Periodismo. Calleja recordó los años 73 y 74 y sus vivencias y dificultades. Un espacio para intercambiar recomendaciones, de las que se aprenden en el paso de los años. “Yo a los alumnos les sigo diciendo que esta es una profesión maravillosa, aunque esté llena de obstáculos y de complicaciones”, declaró Calleja. Esperanza Ortega comentó a los presentes la importancia que se daba a las lecturas de ensayos, política y novelas en la época y también al cine durante sus años de estudio. “No era fácil conseguir los libros. De vez en cuando había que escribir panfletos, tirarlos por los buzones y preparar asambleas. Realmente no había tiempo para nada”, explicó la filóloga románica.
Pasadas las dos de la tarde los micrófonos se apagaron y la sala quedó vacía, pero en ella quedó constancia del presente y futuro de vida de la Facultad de Filosofía y Letras. Y es que, igual que la radio funciona por las personas que tiene dentro, la facultad sigue adelante por la misma razón y celebra así su centenario, en plena efervescencia de música, historia, letras y arte.