HELENA MASEDO GARZÓN | Fotografía: Pixabay
El perfeccionamiento de la Inteligencia Artificial ha favorecido la expansión de la era tecnológica y desarrollado nuevos sistemas informáticos, logrando, incluso, posicionarse en el mundo editorial. Actualmente, las empresas cuentan con métodos de recepción de manuscritos, corrección e imprenta, lo que facilita el proceso editorial, pero la emergente digitalización del entorno literario pone en duda la profesión que le concede vida: la del escritor.
El proceso de escritura también se ha visto influenciado por los nuevos medios tecnológicos. El uso de plataformas de corrección y supervisión digitales ha experimentado un auge en las últimas décadas, y los procesadores de texto ya cuentan con la participación de la inteligencia artificial, que proporciona estadísticas de mejora de los textos escritos.
Sin embargo, el uso de este tipo de herramientas ha incitado el debate entre los escritores: ¿favorece la Inteligencia Artificial a los escritores, o, por el contrario, les perjudica?
LEGITIMIDAD DE LAS OBRAS
El rápido desarrollo de la Inteligencia Artificial no solo ha simplificado el proceso de escritura, sino que, en la actualidad, también ha permitido la composición de textos, desde pequeños relatos hasta obras literarias de estructura compleja.
Algunas plataformas, como ChatGPT, Copilot o Gemini, que cuentan con millones de usuarios al día, son capaces de realizar este tipo de tareas a petición de este. Sin embargo, lo que la mayoría desconoce es que si un humano no realiza la mayor parte del trabajo, el proyecto no queda protegido bajo derechos de autor.
Del mismo modo, no existe una legislatura definida para las obras creadas a partir de IA, ya que la regularización de los sistemas digitales varía dependiendo del país, y tampoco existen sentencias firmes sobre la recepción de manuscritos redactados por sistemas informáticos.
En España, la proliferación de novelas escritas por una IA ha obligado a Amazon a limitar la autopublicación, mientras que la situación de precariedad sufrida en las editoriales se acentúa. Ante la crisis literaria, muchas de las empresas han decidido abordar las dificultades aprovechando la potencialidad del español como idioma preferente por número de volúmenes vendidos.
IMPACTO EN LOS ESCRITORES
El debate sobre la IA sigue abierto en el colectivo de autores, con una dualidad en el posicionamiento a favor y en contra de su uso. Si bien esta herramienta simplifica el proceso creativo y favorece la generación de contenido, una gran mayoría de los escritores opta por el método tradicional, que no cuenta con asistencia digital ni sistemas de edición guiada.
Antes de su fallecimiento, el escritor español Javier Marías defendió la originalidad humana. Consideraba que la escritura es un acto de intimidad y reflexión personal que no puede ser reducido a algoritmos o procesamiento de datos, y rechazaba su implicación en la industria narrativa.
Por otro lado, la nueva generación de jóvenes escritores defiende su implicación en el ejercicio literario. A partir de un uso responsable de la Inteligencia Artificial y otras redes sociales, como TikTok o Instagram, es posible visibilizar la nueva industria narrativa, acelerar el proceso de publicación y agilizar la gestión de manuscritos.
Ted Chiang, el premiado escritor de ciencia ficción, ha manifestado que la IA puede ser un instrumento interesante para la exploración literaria. Considera que estas tecnologías no reemplazan la creatividad humana, sino que ofrecen nuevas perspectivas y formas de aproximarse a la escritura.
Del mismo modo, Ethan Mollick, uno de los académicos más influyentes que analizó el impacto de la Inteligencia Artificial en procesos creativos, afirmó en su trabajo de investigación y divulgación que no será probable encontrar librerías llenas de novelas escritas o traducidas por inteligencia artificial, pero que sí será posible emplear los algoritmos en la exploración de estructuras narrativas alternativas.
¿PUEDE LA IA SUSTITUIR EL TRABAJO DE LOS AUTORES?
Expertos y profesionales aseguran que la IA no será capaz de sustituir en su totalidad el trabajo de los escritores, aunque sí puede emplearse para eliminar puestos de trabajo o pagar peor los ya existentes.
«La IA no reemplaza a los escritores; los potencia», afirma el doctor Alejandro Ruiz, investigador en tecnologías creativas de la Universidad Autónoma de Madrid. «Es como tener un asistente extremadamente inteligente que puede generar ideas, pero carece de la profundidad emocional que solo un ser humano puede aportar».
La escritora y periodista digital María Fernández, especialista en tecnología en El País, corrobora esta visión: «La inteligencia artificial es una herramienta complementaria, no un reemplazo. Puede agilizar procesos creativos, pero carece de la originalidad y contexto sociocultural que un escritor profesional aporta».
Un estudio reciente de la Universidad de Oxford revela que solo el 13.5% de los proyectos creativos tienen un riesgo significativo de automatización total. El informe destaca que aspectos como la empatía, la interpretación crítica y la construcción narrativa compleja siguen siendo exclusivamente humanas.
Asimismo, el economista José Luis Martínez, autor del proyecto Trabajo en la Era Digital, señala: «La IA generará transformaciones laborales, pero no eliminará la necesidad de profesionales creativos. Probablemente reconfigurará roles, obligando a los escritores a especializarse y desarrollar habilidades de interacción con estas tecnologías».
La Federación Internacional de Periodistas ratifica que la supervisión humana sigue siendo fundamental para garantizar ética, precisión y profundidad en los contenidos generados, subrayando que la IA es un instrumento, no un reemplazante.