MICHELLE ORTEGA RIVERO Y RUBÉN VEGA JUSTO
Fotografías: Michelle Ortega y Rubén Vega
El equipo de InformaUVa estaba ultimando todos los detalles de la entrevista cuando Laura Fraile irrumpió en El Molinero. Sonaba música española de mano de la Cadena Dial y el bar estaba hasta arriba de personas. En confidencialidad y con un gran toque humorístico, la periodista nos confesó que sentía que hacía bajar la media de edad del local. La charla se desenvolvió dentro de una burbuja de buen ambiente. Y, como última anotación antes de entrar en materia, Laura Fraile -para el que no la conozca- tiene un buen sentido del humor.
¿Cómo se convirtió Laura en una periodista de cultura? “Empece casi como usuaria”, esas fueron sus primeras palabras. Sus comienzos en este campo se remontan hasta 2007, cuando era una simple estudiante de Periodismo en la Universidad de Valladolid. En ese mismo año, del que no hace tanto tiempo, se aventuró a mudarse a Turín con una beca Erasmus. El viaje la cambió.
La periodista reconoció en varias ocasiones que salir fuera de las fronteras transforma al viajero. En su caso, la ciudad italiana cambió su personalidad, entonces más “tímida y tranquila”. “Viajar al extranjero es una prueba”, continuó tras dar un largo sorbo a su café con leche. La plumilla aseguró que verse sola —sola— en un país que no es el tuyo abre mucho la mente. Rompiendo con los estereotipos, su caso no fue el del típico ‘erasmus’ fiestero. Todo lo contrario: acudió a múltiples y diversos actos culturales que encendieron la llama de la que sería su nueva pasión.
Esa búsqueda del conocimiento, esa avidez por saber más y más no se acabó en Turín. La vallisoletana siguió la misma tónica tras su regreso. Un viaje, en fin, que la ha llevado hasta la presentación de su libro ‘Mujeres que tararean canciones inventadas’, que tuvo lugar hace unos meses.
‘Mujeres que tararean canciones inventadas’ y la poesía escondida de Valladolid
Un día de tantos en los que Laura Fraile colgaba microrelatos en sus redes sociales, Rodrigo Córdoba apareció con ganas de sacar a la luz los rincones de Valladolid bajo la firma de la periodista. De la mano de la editorial independiente Zoográfico, Laura tocaba por primera vez ‘Mujeres que tararean canciones inventadas’ el 4 de diciembre de 2014 en el peculiar bar vallisoletano El Desierto Rojo, elegido para la presentación del libro.
Las letras que retratan la «sociedad vallisoletana» a través de los ojos de la periodista, a los que «llaman la atención los pequeños detalles«, están acompañadas de las ilustraciones de Joaquín Aragón. Para la portada, este diseñó un dibujo en el que se puede ver una taza con un bolígrafo en lugar de una cuchara. La escritora lo considera un gesto muy «loco» que asimila como una característica suya.
La apuesta de la editorial por esta publicación es muy especial. Los puntos de venta son «librerías muy especializadas que apuestan por otro tipo de libros», como A Pie de Página en Valladolid o El Arrebato en Madrid. ‘Mujeres que tararean canciones inventadas’ ya ha alcanzado su segunda edición. Fraile atribuye gran parte de las ventas y el disfrute de la publicación a los encuentros literarios, que la han llevado a locales de distintas ciudades. ‘Inclasificables’, un encuentro que reunió este año en Salamanca a varias editoriales independientes, mereció su mención especial.
Esta no ha sido la única experiencia literaria y poética de la periodista. Entre lo que considera sus aptitudes, se reconoce como dinamizadora cultural. Estuvo colaborando con la asociación poética granadino-vallisoletana Elefante Rosa y se encargó de organizar algunas de sus actividades como la multirepresentación ‘Rasca y Gana’. «Me gustaría poder aprovechar los contactos que tengo y montar más cosas», confirmó con muchas ganas.
El contacto de nuestra entrevistada con la poesía ha permitido mover el género por los locales de Valladolid. Fraile diferenció dos ámbitos en la poesía de la ciudad: por una parte, la de los poetas que se centran en lo clásico y, por otro, la de un grupo de mujeres y hombres más jóvenes que «recogen un poco el espíritu de Último Cero». Se refería a los que se toman la poesía de otra manera y han comenzado a montar recitales en cualquier local. «En Valladolid hay muchas ganas de escribir, compartir y leer, un ejemplo es el grupo Susurros a Pleno Pulmón«, aseguró orgullosa.
Como excepcional escritora y poeta afirmó que ella no sería capaz de ponerse a escribir sobre algo premeditado, sino que necesita observar y que, así, lluevan las ideas en su mente. Su fuente de inspiración son las personas, los lugares, las voces, el transcurrir de una ciudad que observa bajo su mirada única.
Seguimos conociendo a Laura
Moverse, estar aquí y allí, no parar. Laura Fraile es ese tipo de persona. Con su pequeña mochila cargada de libros, un bolígrafo, una libreta de notas y otra que recoge sus contactos, se mostró como una caminante insaciable que corre y recorre las calle de Valladolid siempre a píe. Siempre refugiándose del frío, o del calor, siempre en locales llenos de cultura y de historias interesantes que contar.
[Algunas de las herramientas que usa la periodista a diario]
Ya había acabado su café con leche cuando expuso la importancia de las prácticas en la universidad. En los veranos de 2007 y de 2008 trabajó en El Día de Valladolid. “Siempre había quien se quejaba” de gastar el verano trabajando, pero “yo lo viví con mucha ilusión, fue una oportunidad para desenvolverme en el oficio”, reconoció. Rememorando sus prácticas, mencionó la persona de Daniel Rojo. “Él me apoyaba y me corregía”, confesó con cierta añoranza.
Pero el entresijo y, tal vez, la cuestión más desconcertante era por qué al acabar Periodismo comenzó a estudiar, también en la UVa, Educación Social. “Cuando acabé periodismo estaba un poco perdida, es algo que me interesaba y, posiblemente, si no lo hubiera estudiado, tendría una visión más reducida de la cultura”. En esos años aprovechó para seguir haciendo prácticas. Entre ellas, pasó por el Área de Cooperación Internacional al Desarrollo de la Universidad. Además, el título de monitoria de ocio y tiempo libre, conquistado en 2011, nos lleva a afirmar con rotundidad que lo suyo es vocación y amor por el arte.
Las inquietudes de Laura Fraile no se saciaban en ningún medio. Su vida como futura periodista pendía de un hilo cuando Germán Vivas, Fernando Valiño y Ángel Luis González Clouté decidieron buscarla y ofrecerle un lugar en un proyecto que acababa de surgir: el medio digital Último Cero. Aunque no sabe qué les motivó a llamar a su puerta, piensa que la principal razón fue su capacidad de estar en continuo contacto con todo tipo de gente, empujada siempre por su infinita curiosidad. Así, en 2012, Fraile volvió a encontrar un camino lleno de expectativas profesionales, pues Último Cero y ella tenían el mismo objetivo en mente: dar voz a «la cultura no oficial de la ciudad».
«Lo que más me gusta del periodismo no es tanto escribir, lo que me hace sentir bien es dar visibilidad». Entre risas de emoción, la joven desveló que cree haber sido siempre fiel a su ideal de cultura. «Por el hecho de que un tema no tiene el logo del Ayuntamiento o otra institución, pasa desapercibido», relató con decepción. «En Valladolid hay un tejido cultural muy interesante, de todo tipo de ámbitos… que no está siendo representado en los medios», apuntó. La revista en que trabaja se encarga de informar sobre el movimiento de distintos colectivos de la ciudad, ya sea poesía, música, feminismo, o muchos otros, que han resistido a pesar de no tener visibilidad.
Después de más de tres años, el medio independiente que ha dado a Laura Fraile la oportunidad de ejercer un periodismo libre y sin censura lucha por sobrevivir. «Creemos que Último Cero tiene que existir». La confianza que los miembros le han demostrado es asombrosa. Los beneficios económicos son prácticamente nulos; sus periodistas trabajan por mantenerlo en pie a base de campañas y cualquier ayuda, sin recibir nada más que la satisfacción de ejercer un periodismo que conciben de gran necesidad. «Valladolid es muy duro para este tipo de medios», recordaba la periodista. Mientras, con gesto de cierto desánimo acariciaba los botones de su abrigo morado. Este mismo color es el que caracteriza al medio «sin mordaza». También Laura Fraile, a la que sus amigos a veces llamaban ‘Lila’, lo lleva en su interior.
Tras la entrevista pudimos ver -eso sí, ‘off the record’- la faceta más natural de la periodista. Y es que así es ella: divertida y natural. Como anotación, no le gusta la fiesta, ni la cerveza. Sí el té y el café marroquino (taza de café recubierta con una capa de crema de cacao). Te deseamos lo mejor, Laura.
[…] realizado para InformaUVa, junto con Michelle […]
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