MANUEL DE LA FUENTE BAÑOS | Imagen: CyLTV |
Con la oportunidad que Castilla y León Televisión (CyLTV) ofrece de pasar gratis por taquilla, los espectadores podrán disfrutar de la entrada para ver gran cine y dejar de ser un actor secundario para convertirse en el actor principal.
CyLTV conmemora su X Aniversario y organiza, en Valladolid, el ciclo de cine y periodismo con el título El valor de la verdad, que se celebra en los cines Broadway desde septiembre a diciembre. Las cuatro jornadas de carácter mensual que componen el ciclo comenzaron el 11 de septiembre. En cada sesión programada a las 20:00 horas, con entrada libre hasta completar aforo, se proyecta un largometraje con el periodismo como protagonista, al que le sigue un coloquio con referentes del periodismo a nivel nacional.
El ciclo se estrenó el 19 de septiembre con Buenas noches, buena suerte de George Clooney. Durante la segunda jornada, la obra cinematográfica elegida es Zodiac de David Fincher, que se podrá ver el 10 de octubre. El 7 de noviembre se proyectará Nightcrawler de Dan Gilroy, y el 12 de diciembre el ciclo mostrará Spotlight de Thomas McCarthy. Entre los profesionales que participan en los coloquios encontramos a José María García, Melchor Miralles, Soledad Arroyo, José María Crespo, Manuel Marlasca, y Cruz Morcillo.
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La unión en el tiempo
El cine y el periodismo son una pareja perfecta, por lo que no es una sorpresa la gran dimensión del ciclo. Si se hace un pequeño repaso por clásicos del séptimo arte, se encuentran películas que muestran una de las funciones principales de la profesión periodística: cómo se investiga el poder en aquellos tiempos en que la realidad y los hechos no estaban en crisis. El cine imita o sueña con recrear una realidad, aunque se sepa que miente al espectador con una ficción, lo hace con la finalidad de mostrar una idea, una forma de pensar, de ser y de actuar. Con esta premisa, el público puede partir hacia la capacidad de reflejar y representar la verdad, con documentales, representar hechos reales, y adaptaciones de otras obras artísticas. Aunque existen infinidad de películas que muestran esto, algunas han pasado a la historia como auténticos iconos del periodismo y resulta indispensable hacer un repaso de los filmes:
Ciudadano Kane: el periodismo como modernidad
Desde la década de los 50, la mayoría de los críticos eligen Ciudadano Kane como la mejor película de la historia. Es la ópera prima de Orson Welles y en ella se encuentran muchas lecturas. La principal es la tensión y relación entre una de las dos fuerzas más importantes del siglo XX: el periodismo y el cine. En Ciudadano Kane se halla el periodismo como significado de la modernidad. El periodista es una persona nueva, curiosa y aventurera, del presente y en incesante movimiento, como el cine. La pareja perfecta, se complementan. No se dudaba del periodista ni del cine, se asociaba a la realidad de su tiempo, a la verdad, la nobleza y la justicia. Todo ello porque Ciudadano Kane es la primera película del cine moderno, la muestra de cómo la información y la imagen unidas son un arma contra el poder.
Muchas de las películas sobre periodismo, trabajan alrededor de la capacidad de la profesión de ser el perro guardián, de todo lo que significa ser el Cuarto Poder. El pueblo tiene derecho a saber y el periodismo la obligación de informar, sin importar a quién afecta la información, especialmente, si el implicado es quien ocupa el poder en ese momento. La verdad por encima de los efectos, porque está les llevará al camino correcto. Dilemas de la profesión que el cine muestra al gran público, para los profesionales pueden servir para reflexionar sobre la teoría y reconfigurar su código deontológico.
Primera plana: las vergüenzas del periodismo
El cine también ha mostrado el lado más oscuro del periodismo, a modo de lección magistral, por ejemplo, en Primera Plana en 1974 del maestro Billy Wilder dirigiendo a Walter Matthau y Jack Lemmon. Primera Plana se inspira en la obra teatral de Ben Hecht y Charles McArthur que en el pasado se llevó a la pantalla en dos ocasiones. En 1931 por Lewis Millestone bajo el título de Un gran reportaje y en 1940 por el genial Howard Hawks como Luna nueva. La película de Wilder enfrenta al público al dilema y nos hace ver que la prensa y una mala praxis que la convierte en un instrumento al servicio del sensacionalismo, no es veraz ni objetiva. Ese sensacionalismo más burdo que solo busca la exclusiva, el morbo que interesa al público y la mirada puesta en la venta de periódicos a base de falacias, de falsas noticias conseguidas de manera ilegal. La película representa una exageración de la realidad, pero quizás no tan lejana como uno puede llegar a pensar.
Todos los hombres del presidente: el respeto por la profesión
El cine ha recreado hechos reales de la profesión periodística en su máxima expresión, como muestra la película de Todos los hombres del presidente. Pues en sus acciones se aprecia un gran respeto a la deontología y teoría del buen periodismo. Destaca el trabajo de sus actores Robert Redford y Dustin Hoffman, donde interpretan a Bob Woodward y Carl Bernstein, los periodistas del Washington Post que sacaron a la luz el caso Watergate y supuso la dimisión del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon. Sin lugar a dudas, lo mejor de este clásico es que carece de sentimentalismo y de efecto superfluo. El director Alan Pakula, en 1976, muestra gracias al cine, el trabajo que debe hacer un periodista. Es entonces cuando el espectador entiende en qué consiste la profesión, cuáles son los riesgos y las responsabilidades de publicar noticias. Todos los hombres del presidente es una crónica que se hace desde el cine y enseña el duro trabajo del periodista para hacer bien su profesión.
Periodismo y cine, unidos para crear grandes obras de arte y, lo más importante, para enseñar la importancia del Cuarto Poder en una democracia. El séptimo arte y el periodismo se compenetran, se apoyan. La fuerza del cine es como la fuerza de la verdad de un trabajo periodístico veraz.