Raúl del Pozo, un periodista con más de 40 años de experiencia en la profesión además de varias obras publicadas, protagonizó el pasado jueves, 5 de marzo, el cierre de las I Jornadas de Columnismo de la UVa, donde aprovechamos para entrevistarle.
Actualmente, Del Pozo escribe ‘El ruido de la calle‘, la columna de El Mundo que ocupa la contraportada del periódico. Inició su trayectoria en 1960 en el Diario de Cuenca, pero trabajó también en el Diario Pueblo y en Mundo Obrero antes de convertirse en cronista parlamentario para radio y televisión. En su evolución como profesional de las letras ha obtenido premios de periodismo tan importantes como el Francisco Cercedo, el Premio González-Ruano en 2005 y el Mariano de Cavia en 2008. Su última obra, publicada en 2011, se titula ‘El reclamo’.
En primer lugar, ¿recuerda cuál fue la primera columna que escribió?
Una sobre Jesucristo. Fue para presentarla al certamen Mariano de Cavia, aunque no me lo dieron. Escribí sobre Jesucristo, pero luego descubrí que Camilo (José Cela) lo hacía mucho mejor… Él dijo que había visto a Cristo fumando ducados cuando fue a Rute. Si yo hubiera escrito eso me hubieran dado el premio, (creo).
¿Cómo fue para usted en su momento tomar el relevo a Francisco Umbral en ‘El ruido de la calle’?
Tuve mucho miedo escénico. Él era un genio, y siempre es muy difícil suceder a un mito, a alguien que es considerado una especie de Che Guevara para la profesión. Al principio decían que no le llegaba ni a las zapatillas, cosa que seguramente era verdad, pero a pesar de eso yo he estado ahí siete años y ahí sigo, defendiendo mi puesto como una garita, manteniendo mi posición y contando a los lectores lo que pasa.
¿Cómo recuerda su época en el diario ‘Pueblo’ durante el periodo franquista?
Recuerdo las noches de ‘Pueblo’ jugando al póker con mis compañeros. Íbamos después del trabajo a la mítica churrería San Ginés, donde en su tiempo también estuvieron Quevedo, Cervantes, Lope…
¿Considera que cuando usted empezó en el periodismo los jóvenes lo tenían más fácil que ahora?
Siempre es muy difícil. Ahora lo es más en apariencia porque no hay puestos de trabajo y hay muchos parados, pero antes también era complicado y apenas pagaban. Ahora pagan poco, pero los que empiezan tienen la oportunidad de trabajar en las redes sociales y de armar blogs. En cierto modo, es más fácil montar un periódico propio.
Pero vivir de ello es bastante complicado…
Pues ya se vivirá, de alguna manera se puede tirar por ahí para empezar a hacerse un hueco.
¿Cuál fue la mejor experiencia que le ha aportado el periodismo a día de hoy?
La mejor experiencia es haberlo vivido. Te diviertes escribiendo, es un oficio bonito y encima te pagan, (aunque cada vez menos).
Cambiando de tema hacia uno que ha tratado últimamente en sus columnas, ¿qué opina de la polémica que han generado sus textos sobre Pablo Iglesias y el grupo ‘Podemos’?
Me parece que se trata de gente que está abriendo la demoracia. Con este grupo hay más pluralismo, son demócratas y pacíficos, no emplean términos violentos, y algo así era necesario, porque esta democracia hay que ampliarla y hacerla más plural. Hay que escuchar más el ruido de la calle.
Por último, ¿si tuviera que elegir entre su faceta periodística y la literaria con cuál se quedaría?
Me da igual. Para mí es lo mismo. Uno es como un ebanista que trabaja con las palabras en vez de con la madera, construyendo historias. Son dos oficios diferentes que siguen normas diferentes, pero en definitiva se trata de trabajar, trabajar con las palabras. Y yo, a las palabras, las quiero como a las mujeres.
Fotografía y texto: Alba Rodríguez Cougil