Lisboa tiene otra luz

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Cristina Fadón relata su experiencia Erasmus en Lisboa

Cristina Fadón es una alumna de tercer año del Grado en Periodismo de la Universidad de Valladolid. Este curso se encuentra disfrutando de una beca Erasmus, con la que está estudiando en Lisboa. Gracias a la colaboración del profesor Ismael García Herrero, nos cuenta su experiencia.

CRISTINA FADÓN  |  Fotografías: Cristina Fadón e Ismael García

Vivir un año en otro país te cambia la vida. Aprendes una nueva lengua y una nueva cultura, conoces  a personas de muchos lugares del mundo y empiezas a valorar más algunas cosas que antes para ti no tenían tanta importancia. Además, adquieres mucha más madurez, autonomía y seguridad en ti mismo al ir superando, poco a poco, todos los retos que conlleva estar en el extranjero. Todo esto son solo algunas de las cosas que el Erasmus te puede aportar.

En mi caso, elegí Lisboa porque es una de mis ciudades europeas favoritas y no puedo estar más contenta de estudiar aquí este año.

Con poco más de 500.000 habitantes, la capital portuguesa es una ciudad cálida, tranquila y muy cosmopolita. A pesar de sufrir un terremoto, un maremoto y un incendio el 1 de noviembre de 1755, que la devastó casi por completo, consiguió sobreponerse a las adversidades y convertirse en una de las ciudades más bonitas del mundo.

La luz natural que posee es uno de los rasgos que mejor la caracteriza. La frase de Fernando Assis Pacheco, escritor y periodista portugués, no deja lugar a dudas a que el sol brilla de una forma especial aquí. “Se fosse Deus parava o Sol sobre Lisboa” (Si fuese Dios, pararía el Sol sobre Lisboa). Contemplar las puestas de sol junto al río Tajo es algo más que recomendable. Los atardeceres se reflejan en sus aguas, a modo de espejos, lo que los convierte en espectáculos únicos.

Puesta de sol en Ribeira das Naus, cerca de la Plaza del Comercio. Fotografía: Cristina Fadón.
Puesta de sol en Ribeira das Naus, cerca de la Plaza del Comercio. Fotografía: Cristina Fadón.

A pesar de ser una ciudad de tamaño mediano, tienes todo lo que te ofrece una capital grande, como Madrid, con la ventaja de vivir sin estrés o contaminación y conseguir llegar a la mayoría de los sitios en muy poco tiempo, pues dispone de una eficaz red de transportes (metro, tranvías, autobuses o trenes). Aquí tienes mucho que ver y hacer.

Panorámica de Lisboa desde el Castillo de San Jorge. Fotografía: Cristina Fadón.
Panorámica de Lisboa desde el Castillo de San Jorge. Fotografía: Cristina Fadón.

Es imposible aburrirte. Hay una amplia variedad de eventos culturales durante todo el día, pues es una ciudad repleta de vitalidad y movimiento. Y por la noche, tiene una agitada vida nocturna con distintos locales y ambientes para todos los gustos. Además, gracias a su buen tiempo durante todo el año, se puede disfrutar mucho más de una cerveza con amigos en la calle hasta altas horas de la madrugada, algo impensable en el crudo invierno de Valladolid.

Lisboa es conocida como la Ciudad de las Siete Colinas. Por lo que tienes que estar preparado para subir cuestas con bastante frecuencia, algunas de ellas muy largas y empinadas. Pero, con la ayuda de los típicos tranvías y elevadores, se hacen mucho más llevaderas.

Típico tranvía lisboeta. Fotografía: Cristina Fadón.
Típico tranvía lisboeta. Fotografía: Cristina Fadón.

Una de las cosas que más me ha sorprendido es que cuenta con una gran riqueza patrimonial y cultural. Tiene numerosos monumentos declarados de Interés Turístico. Nunca te cansas de pasear por algunos de sus lugares más emblemáticos, como la Plaza del Comercio, Rossio, Marqués de Pombal, Alfama o Belém, entre otros muchos.

Los portugueses son amables, educados y muy cercanos. Siempre intentan ayudarte en lo que pueden. Quizás, su punto débil es la lentitud con la que viven. Esa tranquilidad para todo, te puede desesperar a veces, pero, al final, aprendes a cargarte de paciencia y no tenérselo en cuenta.

Es gente acostumbrada a convivir con otras culturas y con facilidad para los idiomas. La mayoría de ellos tienen muy  buen nivel de inglés y  de español. Se esfuerzan mucho más en hablar otra lengua que nosotros, algo de lo que nuestro país tendría que tomar nota, pues saber idiomas es esencial hoy en día.

El portugués es una lengua con la que te haces con bastante facilidad al ser próxima al español. Aun así, hay que estudiarlo y practicarlo. Al poco tiempo te quedas prendado de su ritmo y musicalidad y te das cuenta de que es una lengua muy bonita, desconocida por la mayoría de los españoles.

Plató de Televisión de la Universidad Autónoma de Lisboa (UAL).
Plató de Televisión de la Universidad Autónoma de Lisboa (UAL).

Estoy muy contenta también con la facultad que elegí, la Universidad Autónoma de Lisboa, situada en pleno centro. Es muy pequeñita, pero muy acogedora. Desde el primer día, nos ayudaron a todos los Erasmus a integrarnos y a hacer que todo sea más fácil durante nuestra estancia aquí.

La facultad cuenta con un departamento de Ciencias de la Comunicación, el UALMedia. Una redacción multimedia muy moderna e innovadora, con varios estudios de radio y televisión para poner en práctica todo lo aprendido en las clases más teóricas.

En definitiva, el Erasmus es una de las mejores experiencias de tu vida, enriquecedor tanto personal como académicamente. Así que recomiendo a todo el mundo que tenga la oportunidad de poder irse un año fuera a estudiar,  que no la deje escapar porque, sin duda, no se arrepentirán.

Alumnas de 3º de Periodismo de la Universidad de Valladolid de Erasmus en Portugal. Mercado da Ribeira (Lisboa). Fotografía: Ismael García.
Alumnas de 3º de Periodismo de la Universidad de Valladolid de Erasmus en Portugal. Mercado da Ribeira (Lisboa). Fotografía: Ismael García.