Cuando la moda nos habla de la sociedad

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Presentacion Moda y prensa femenina en la España del siglo XIX
PATRICIA LUCEÑO MARTÍNEZ  |  Imágenes cedidas por Ana Velasco.

Hablar de moda o de revistas femeninas puede parecer frívolo, superficial e, incluso, anticuado. Sin embargo, se trata de dos dimensiones que exponen la evolución y el devenir social, del mismo modo que los diarios generalistas o que otros usos y costumbres. Y si no, que se lo pregunten a Ana Velasco Molpeceres, investigadora predoctoral del Área de Periodismo de la UVa. Uno de sus campos de estudio es precisamente este, la vestimenta y la estética en su vertiente sociopolítica, «un aspecto del siglo XIX que a menudo pasa desapercibido«, en sus propias palabras.

A partir de ahora, lo hará algo menos. Y es que este viernes, 11 de marzo, presenta su libro Moda y prensa femenina en la España del siglo XIX. Su bautismo como escritora tendrá lugar a las 19 horas en la vallisoletana librería Oletvm (Plaza del Salvador), donde Ana estará acompañada de Celso Almuiña y Germán Rueda, catedráticos de Historia Contemporánea, el primero en la Universidad de Valladolid y el segundo, en la de Cantabria.

Presentacion Moda y prensa femenina en la España del siglo XIX
Presentación de Moda y prensa femenina en la España del siglo XIX.

Los que hojeen sus páginas, encontrarán un hondo estudio sobre el rol de la mujer en esa centuria y, también, sobre la moda; una investigación que profundiza en el modelo femenino difundido por la prensa española decimonónica; que analiza las distintas publicaciones, la indumentaria y la estética; que aborda cómo estas últimas explican la mentalidad del momento.

«Cuando miras cómo vestían las mujeres de 1770, las de 1860 o las de antes de la I Guerra Mundial, te das cuenta de que eran personas completamente distintas a nosotros y que ese mundo que habitaban nos es ajeno e incomprensible«, explica Ana, quien no ha encontrado tanto distanciamiento en lo que al ropero masculino se refiere. «El hombre, vestido con un traje oscuro de tres piezas en la Revolución Francesa, con el pantalón largo y la camisa blanca, ya nos resulta comprensible y cercano. ¿Cómo se pudieron separar tanto el varón y la mujer? ¿Cómo pudieron acceder ellos, los hombres activos y burgueses, al poder y relegar a las féminas a la minoría de edad absoluta, que las dejaba como pavos reales que solo podían exhibirse para cazar marido?», se cuestiona la investigadora, introduciendo en nosotros, también, la semilla de la duda.

«Una herramienta o una circunstancia fue la moda, la vestimenta de la mujer le impedía hasta moverse, y es curioso o interesante que el hecho de tener una prensa de moda para ellas, que no dejaba de propugnar un rol muy conservador, también les sirvió para empezar a trabajar y comenzar a leer, a escribir y a encontrar un espacio femenino», añade Ana. Esta ambivalencia es la que ha plasmado en su trabajo, que comenzó hace casi tres años, en el curso académico 2013-2014.

Primera portada de Bazar. Cedida por Ana Velasco.
Primera portada de Harper’s Bazar. Cedida por Ana Velasco.

Y lo hizo ligado a sus estudios; en concreto, al Máster en Investigación de la Comunicación como Agente Histórico Social que cursó en esta misma universidad. Su Trabajo Fin de Máster, calificado con Matrícula de Honor, penetraba en las revistas de moda españolas del siglo XIX. En un primer momento, no sabía cómo enfocarlo. «Lo único que tenía claro al principio era que quería hacerlo sobre moda», comenta. El siglo XIX, por otro lado, siempre le había resultado especialmente atractivo por la dicotomía que encontraba en él: muchos ingredientes que nos son cercanos -«la fotografía, el cine, la Coca Cola, el mito de Frankenstein o el personaje de Sherlock Holmes, el comunismo, la revolución científica y técnica, el feminismo…», comienza a enumerar- en una sociedad opuesta a la actual, caracterizada por la opresión hacia la mujer, el rechazo al trabajo, las diferencias de clases, el analfabetismo…

A medida que profundizamos en el tema, Ana nos confirma lo que podíamos imaginar: «Trabajar sobre moda me da, lamentablemente, algunos disgustos porque mucha gente no se toma esa línea de investigación en serio o la ven frívola y femenina«. Un tema que, consecuentemente, no ha sido fruto de muchos estudios y, cuando han puesto el foco sobre él, ha sido sólo de manera parcial. «Es un siglo mal atendido por la Historia Contemporánea porque la emergencia de la actualidad es absorbente y porque queda lejos mentalmente», explica.

Parte de ese proyecto primigenio fue presentado ya en julio de 2014. «Sin embargo, eliminé, corregí y edité diferentes aspectos del texto original que me parecían o demasiado académicos o necesitados de una revisión», explica la doctoranda, que, tras dejarlo reposar un tiempo, comenzó la corrección definitiva en mayo de 2015.

Primera portada de Vogue. Cedida por Ana Velasco Molpeceres.
Primera portada de Vogue. Cedida por Ana Velasco Molpeceres.

Fue en septiembre de ese mismo año cuando ediciones19 dio su visto bueno al texto. «Lo hicieron todo sencillísimo y fabuloso», admite Ana al mismo tiempo que deja patente su agradecimiento a Germán Rueda. Después, llegaron las pruebas de imprenta y, en diciembre, finalmente, ya tenía los primeros ejemplares en sus manos. «Fue muy emocionante. Es una cosa que uno piensa que se tomará con serenidad, pero que te llena mucho cuando por fin lo tienes en tus manos. Además, y está regular que yo lo diga, la edición es preciosa y cuidadísima«, explica.

«Lo más difícil es darlo por cerrado. Siempre encuentras otra publicación, un detalle que corregir, un autor que resulta interesante, etc. Pero no se puede poner todo, por mucho que uno quiera, sobre todo porque tienes que asumir que no hay trabajo perfecto y nada es irrefutable«. Esta es una de las lecciones que extrae de lo que le ha parecido lo más difícil del proceso: poner el punto final. «Creo que es complicado mentalmente aceptar eso porque, y más con tu primer libro, quieres hacerlo lo mejor posible», añade.

¿Lo más gratificante? Ana lo tiene claro: «Saber que alguien va a poder consultar un trabajo que has hecho tú y por el que una editorial ha apostado con tanta generosidad. El texto son cuatrocientas páginas, precedido por un prólogo de Celso Almuiña que me hizo con toda amabilidad y diciendo unas cosas muy bonitas sobre mí».

Y es justo en este punto donde se nota el callo, donde intenta no caer con su libro en los mismos errores que ve en otros: «Me fastidia mucho cuando vas a consultar un libro especializado y son ciento veinte páginas de nada, con una introducción ‘ligerita’ y mucha bibliografía (por no hablar de los blancos y el tamaño de letra), que resulta ser encima un refrito de citas o de informaciones tomadas de aquí y de allá para formar otra obra».

Porque, por sus palabras, parece que estos tres años de estudio no han sido más que el principio. Además de tratarse de su primer acercamiento al proceso editorial, uno de sus mayores aprendizajes ha sido «darse cuenta de que siempre, siempre, siempre va a haber erratas y fallos que no has visto pero que, en cuanto lo tienes en las manos, los ves. O peor, los ven los demás». Algo que admite darle mucha rabia. «Y, en buena medida, te enseña mucha humildad. Eso quizá sea lo que más me ha sorprendido de publicar un libro: que lo que al principio ves como un motivo de orgullo y vanidad acaba enseñándote a ser más generoso con los trabajos de los demás y a tomarte, por un lado, más en serio tu propia labor y, por otro, con más calma porque esto no es un concurso, no hay que ganar a nadie y no hay una medalla al final«, expone.

Imagen de La moda elegante e ilustrada. Cedida por Ana Velasco.
Imagen de La moda elegante e ilustrada. Cedida por Ana Velasco.

Razones no nos faltan para embebernos es este volumen del que su autora destaca su carácter «inédito -en buena medida- en España y novedoso en el espacio europeo y americano», con el que ha conquistado la sensación del «trabajo bien hecho», en sus propias palabras.

Ana advierte antes de acabar, que, a pesar del esfuerzo, no cree que su «trabajo sea el libro perfecto, ni mucho menos». La valoración de Celso Almuiña en su prólogo, sin embargo, parece apuntar en otra dirección: «Ana María Velasco, con muy sólidos y trabados conocimientos en Periodismo, Historia e Historia del Arte, lo que no es fácil de encontrar en una misma persona, máxime si además es joven, aúna felizmente capacidad investigadora, inteligencia y dedicación para abordar este importante tema, inédito e interesante».

El catedrático destaca, en la misma línea que nos ha señalado la escritora, «la marginación que la moda ha tenido como tema serio en nuestra cultura». Una vuelta de tuerca que nos anima y hace urgente la necesidad de emprender la lectura, de dar una oportunidad a la moda y a la mujer, esa que muchos le han negado. «Creo que, aunque a algunos no les parezca un tema muy interesante o muy sesudo, se van a sorprender. Sorprenderse me parece algo bueno«. Sorprendámonos, entonces, con estreno editorial de Ana Velasco.

1 COMENTARIO

  1. […] La tarde vallisoletana del viernes 11 transcurría para varios lectores en la planta baja de la librería Oletvm. Una joven emocionada, asidua del lugar al que desde muy pequeña acudía a buscarse, presentaba su ópera prima, Moda y prensa femenina en la España del siglo XIX. […]

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