El 10 de noviembre de 2022 Miguel Li comenzó sus andaduras en esta pequeña revista universitaria, Inform@UVa. Desde los primeros mensajes que cruzó con la directora demostró el fuerte carácter que tenía y sobre todo su forma de ser, un periodista incasable que no se le resistía nada.

Libertad de prensa: ¿realmente existe? fue su primera pieza publicada, además no es una pieza escrita normal, sino que tuvo que ingeniárselas porque, a pesar de estar en 1º y no teniendo mucho conocimiento sobre la materia, realizó un genial.ly interactivo para que a los lectores se les hiciese más ameno y entretenido el tema a tratar.

Pero realmente la primera pieza que mostró al mundo el tipo de periodista con el que soñaba ser, Miguel Li, fue la que se publicó el 21 de noviembre: Vicente del Bosque: ‘Estamos en un grupo que optan a ganar el mundial’. Seguramente muchos estéis procesando como pudo hacer una entrevista al exseleccionador Vicente del Bosque y solo os podemos dar una respuesta: porque nunca se rindió ante nadie. Aprovechó la ocasión de su visita a la Facultad de Educación y Trabajo Social de la UVa para hacerle una minientrevista en el rato que había para poder fotografiarse con él e hizo lo que muchos periodistas desearían en su vida: poder entrevistar, aunque sea de forma breve, a Vicente del Bosque. Y él lo hizo sin tapujos.

El sinfín de personas que también fueron cautivadas por el joven periodista son la publicista Eva Santos Bouzas (Eva Santos: ‘Pocas veces se tiene la ocasión de crear oportunidades’), la periodista Berna G. Harbour (Berna G. Harbour: ‘Ser corresponsal es lo máximo a lo que puede aspirar un periodista’), el periodista Carlos Franganillo (Carlos Franganillo: ‘Estuvimos a punto de viajar a Taiwán para hacer el Telediario’), el periodista Alberto Herrera (Alberto Herrera: un comunicador puro), la periodista Ana Bosch (Anna Bosch: una mujer de micrófonos tomar), el ganador de XIX Concurso Nacional de Pinchos Teo Rodríguez (Teo Rodríguez: conjugador de tradición e innovación) o el director José Luis López Linares y el productor Rodrigo Espinel (‘Yo creo que se ha formado una buena bodega’).

Otras de sus piezas han sido:
Google Fact Check: un nuevo arma contra la desinformación
Almudena Ariza: periodista todoterreno y cosmopolita
Eurovisión 2023: repetidores, apoyos y desengaños
¿Merece la pena Wikipedia?
Nos adentramos en el I Foro de Empresas y medios de comunicación digitales en Castilla y León
La Seminci y sus grandes proyecciones
Termina la 68 Seminci
Muyeres: recuerdos de mujeres asturianas
Valladolid y Suecia protagonizan la final del Campeonato de tapas 
TP: ¡Qué empiece el duelo!

La última pieza que deseaba publicar este año Miguel Li era la entrevista al alcalde Jesús Julio Carnero que iba a tener lugar el lunes 6 de mayo a las 13 horas en su despacho del Consistorio. Una pieza que tenía muchas ganas de publicar nuestro compañero y con la que llamó muy ilusionado a la directora para informarla y tener permiso para llevarla a cabo. Seguro que esa pieza, hubiera mostrado aún más si cabe al mundo el periodista que soñaba ser, y sobre todo que no se le resistía ningún personaje público como hemos podido ver a lo largo de su breve e intensa trayectoria.

 

Algunas palabras de sus compañeros:
“A Miguel, que nunca tuvo un mal gesto ni tampoco un ademán de desprecio. Que siempre estaba para ayudar sin pedir nada a cambio, para todos nosotros por encima incluso de sí mismo. Con quien mantenía una relación atípica porque de lo que hablábamos en realidad era de actualidad; con la política él y yo nos entendíamos. Una vez me dijo que jamás había visto a nadie hacer un análisis de la salud actual de la nación con tanto tacto, medido casi con compás y bien argumentado… Si cumplo finalmente mi objetivo de ser periodista, lo seré sin duda doblemente: por mí y también por él, que esta tragedia le ha impedido cumplir ese sueño por el que se desgañitaba a diario; oficio en la que habría sobresalido por su brillantez innata, sus ganas de ejercer un periodismo transparente, teórico y pulcrísimo: como a él le gustaba de verdad. Qué injusta es la vida. Siempre en nuestro recuerdo.”, Raúl R. Méndez

“Unas palabras por el amigo y compañero…

Miguel fue, desde el primer minuto de carrera, una fuerza que movía todos los corazones. Se sentaba al lado de cualquiera y enseguida entablaba conversación: para él era muy sencillo. Era de palabra fácil, y ello hacía de él alguien muy sociable, cercano a todos. También lo convertía de alguna forma en alguien inolvidable: todos sabíamos quién era Miguel. Todos lo conocíamos: el chico que siempre interrumpía al profesor para añadir sus observaciones al tema, y que estaba encantado de compartir con todos cuanto sabía, que era mucho. El chico que a veces se marchaba esprintando de clase porque le llamaban al teléfono. El chico que elevaba la voz para hacerse oír cuando era necesario. Y el hombre que cuidaba de sus compañeros siempre. Que dirigía la clase, nos ponía a todos de acuerdo, que siempre ponía sus ideas sobre la mesa, y lo hacía sin enfadarse, con templanza. Sin perder nunca la calma. Por alguna razón, era imposible para él pasar desapercibido. ¿Es capaz alguien de dejar una huella igual, sin ser famoso, sin tener un nombre que resuene, siendo solamente quién es?
Siempre estaba pendiente de todos: de alguna manera, una de las cosas que más se quedan es cuando, en primero, se acordó de traer botellas de agua para todos sus compañeros sedientos durante una pachanga. Por entonces, apenas nos conocíamos, pero Miguel se preocupó por nosotros. En ello es en lo que pensaba. A todos nos parecía un chaval alocado, pero también divertido, presto a hacer reír a sus compañeros. Pero algo que lo hacía único es que era buena persona, como pocas: incondicional, dispuesto a escuchar cuando le hablaban, confiable, pero también ansioso por conocernos a todos: por saber quiénes éramos. Y transparente: nunca había segundas intenciones en sus palabras y sus acciones. Todos, de alguna forma, éramos importantes para él. Cualquier cosa que necesitaras, él siempre se lanzaba a conseguirla. Y lo hacía porque él era así. Sin más.
Para mí, fue un compañero, un socio, un amigo y un competidor a partes iguales. Fue quien, de alguna forma, me enseñó a que en la vida no se avanza quedándose en el sitio: que hay que saber moverse, que hay que buscar que las cosas pasen. También dirigente en sus obligaciones, era un chico muy trabajador, que cumplía con todo, y que no se amilanaba ante nada, por grande que fuese el desafío. Iba a por lo más grande, y casi siempre lo conseguía, y si no, se lo tomaba con humor, que ya es mucho: no había derrota, sino avance. Fue una de las primeras personas a las que conocí al empezar el grado, y ahora pienso en ello y me doy cuenta de lo poco que supe agradecer lo grande que fue. Lo bien que se portó, y lo mucho que nos enseñó. A todos y cada uno de nosotros.
Sé que todo esto es muy duro. La vida a veces actúa de formas que nos hacen odiarnos a nosotros mismos y darnos cuenta de que esto es una mierda. Pero a veces nos toca resignarnos y avanzar, llevando el dolor como una capa a la espalda, manteniendo el recuerdo vivo, pero luchando. Y es un mensaje que me gustaría mandar a mis compañeros, para quienes Miguel fue alguien muy importante; una lección que nunca deberíamos olvidar: que debemos esforzarnos por trabajar para ser mejores versiones de nosotros mismos. Que tenemos que intentar luchar y perseguir nuestros sueños. Que debemos ser auténticos. Y que debemos, por un solo instante, abrir los ojos y darnos cuenta de que, si la vida es breve, lo único que nos queda es el apoyo y la fuerza de los unos sobre los otros. Miguel nos ha enseñado el valor de la vida. Ha sido una lección a un precio demasiado alto.
Muchas gracias por todo, Miguel.”, Daniel C.